Dos goles Nelson Haedo Valdez hicieron saltar la banca de la Liga y dejaron mudo al Camp Nou, que asistió incrédulo al inesperado descalabro de su equipo, 16 meses invicto como local en el torneo de la regularidad. El Hércules tumbó al campeón en su propio estadio (0-2) y dinamitó el campeonato con dos zarpazos del punta paraguayo, uno en cada mitad. El primero, en una jugada fea, un balón botado por Drenthe desde la frontal, que acabó entrando casi pidiendo perdón. El segundo, con un precioso golpeo seco a la escuadra, al primer toque y tras recibir una precisa asistencia de Tiago Gomes.
Guardiola reservó a varios de sus internacionales pensando en el Panathinaikos y no se acordó que, hace trece años, cuando era jugador, un recién ascendido Hércules le birló la Liga ganando al Barça en su estadio y también en Alicante y permitiendo que el alirón lo cantará el Real Madrid que entonces dirigía Fabio Capello. El técnico azulgrana rectificó en el descanso, cuando dio entrada a Xavi, Pedro y Alves al inicio de la segunda mitad. Pero fue un intento inútil. El Barça tenía uno de esos días en los que no sale nada y podía haber estado dos días jugando que no hubiera marcado un gol a nadie. Esteban Vigo, técnico del Hércules, había adelantado en la víspera que su equipo intentaría disputarle el balón al todopoderoso Barça. Evidentemente no pudo, pero tampoco le hizo falta.
La perfecta organización defensiva del Hércules -mención especial para el trabajo de Pamarot y Abraham en el eje de la zaga- le bastó para desarmar a los azulgranas. Las paradas de Calatayud -Villa y Messi soñarán con él esta noche- y los inexplicables desajustes del conjunto local -muy espeso en todas sus líneas- hicieron el resto. Y eso que, en los primeros minutos, nada hacía intuir el descalabro. El Barça, que salió con el piloto automático puesto -dominaba sin alardes a un Hércules que esperaba temeroso, aunque ordenado, cada vez más atrás.
El segundo gol del delantero Nelson Valdez fue una losa para el Barça
Ni con el equipo de gala tras el descanso, logró el Barcelona darle la vuelta al marcador. Y cuando Valdez hizo el segundo, la cosa aún fue a peor. Los catalanes, enredados en su propia ansiedad, estaban cada vez más imprecisos. Iniesta no aparecía, Messi no desbordaba, Xavi no se asociaba como en el es habitual y Villa no acertaba a ver puerta. En la recta final, el Hércules, incluso, tuvo tiempo de gustarse a la contra. Valdés, que sólo había tocado dos balones -los dos después de besar la red- tuvo que intervenir a un disparo envenenado de Kiko Femenía y una doble ocasión de Sendoa y Trezeguet.





