Un estudio del CSIC urge a establecer áreas marinas protegidas en aguas internacionales, que suponen el 65% de la superficie del océano, para evitar la biopiratería.
Día 14/09/2010 - 14.00h
csic
Las principales amenazas de las especies marinas son el cambio climático, la acidificación de los océanos o la destrucción de los ecosistemas marinos
Las patentes de genes marinos crecen diez veces más rápido que la descripción de nuevas especies. Los avances tecnológicos y la mayor recolección y exploración de las muestras tienen la culpa, recoge un estudio del CSIC.
Más de 18.000 productos naturales y 4.900 patentes de genes marinos con aplicaciones médicas y biotecnológicas prueban «la bio-prospección en el océano ha dejado de ser una quimera para convertirse en una realidad».
En concreto, un 29% de estas patentes se asocia a la producción de enzimas y a otros reactivos para aplicaciones moleculares, un 48% están relacionadas con la modificación genética de organismos y un 8% con la fabricación de suplementos dietéticos.
Valor económico desapercibido
La biodiversidad marina «tiene un enorme valor económico añadido que no siempre se tiene en cuenta», señala el coordinador de la investigación Jesús Arrieta, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC).
Trabajos anteriores han señalado que el éxito en encontrar sustancias químicas de interés no descritas aún en organismos marinos es 500 veces más alto que en el caso de las especies terrestres.
«El número de especies con genes patentados no es alarmante en sí», destaca Arrieta. Pero sí genera inquietud la posibilidad de que la información genética de organismos salvajes acabe siendo propiedad privada, «mediante un proceso de patentes pobremente regulado».
«Puntos calientes de biodiversidad»
Los investigadores destacan la urgencia de alcanzar acuerdos globales para establecer áreas marinas protegidas en aguas internacionales, que suponen el 65% de la superficie del océano.
Existen, «puntos calientes de biodiversidad», como los arrecifes de coral, las montañas submarinas o los ecosistemas polares, amenazados por el cambio climático y el impacto de la actividad humana, que requieren una especial atención.
La biopiratería preocupa, pero las principales amenazas de estos recursos son el cambio climático, la acidificación de los océanos o la destrucción de los ecosistemas marinos.
Tanto la protección de la biodiversidad como la propiedad de los recursos biológicos dentro de las aguas territoriales de cada país están definidas en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, pero fuera de ellas no existe un marco legal aceptado de manera universal.



