Veinticinco ballenas piloto han muerto en Nueva Zelanda; otras 49 continúan varadas en una playa del extremo más septentrional de la Isla Norte del país, ha informado el departamento de Conservación de Wellington.
Voluntarios y expertos se están dirigendo a la remota playa de Spirits Bay donde los cetáceos han quedado atrapados. «Necesitamos tanta ayuda como sea posible. Hasta mañana no podremos intentar reflotarlas y tendremos que cuidarlas durante un tiempo», comenta Jonathan Maxwell, experto en rescates de este tipo, a la agencia australiana AAP.
En agosto, un grupo de 58 ballenas quedó varado en otra playa del norte, de las cuales sólo pudieron ser rescatadas 9. A finales de 2009, 126 ejemplares murieron asfixiados.
Los científicos desconocen la razón por la que algunas especies de ballenas acaban sus días en las playas. Dos tesis se barajan: o bien las atraen los sonares de los grandes buques o bien siguen a un cabeza de grupo desorientado por alguna enfermedad.
Nueva Zelanda forma parte de la ruta que hacen las ballenas que se dirigen a la Antártida en busca de aguas más frías en septiembre.
La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un cetáceo de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar los seis o siete metros de longitud.




