Dos activistas de Greenpeace toman muestras en una inundación en Ajkai
Las tareas de limpieza del vertido corrosivo que anega el oeste de Hungría durarán al menos un año y costarán decenas de millones de euros, según el ministro de Medio Ambiente húngaro, Zoltan Illés. El Gobierno ha declarado el estado de emergencia en las tres provincias, mientras intenta frenar la marea roja de lodo tóxico antes de que llegue al Danubio.
El gobierno de Hungría pagará a los damnificados indemnizaciones por los daños sufridos. El Gobierno quiere asegurarse de que todos ellos tienen «un hogar en invierno», agregó.
El lunes por la noche una balsa de residuos de la fábrica de aluminio MAL Zrt se rompía y provocaba la muerte de cuatro personas y más de un centenar de heridos en siete localidades distintas.
Las aldeas de Kolontár y Devecser quedaron muy afectadas, más de 400 personas fueron evacuadas a consecuencia del torrente, que en algunas zonas alcanzó los dos metros de profundidad.
Orbán manifestó que la catástrofe no tuvo causas meteorológicas, sino que se debió a un error humano. Por eso, ha prometido investigaciones exhaustivas.
Soldados, policías, ambulancias y voluntarios iniciaron ayer las obras de reconstrucción y anoche el ejército levantó un pontón en Kolontár. El objetivo es neutralizar la contaminación en varios puntos del río Marcal, afluente del Danubio, para evitar que llegue hasta el gran río y causar un mayor desastre.
Los equipos de rescate húngaros trabajan en la búsqueda de los desaparecidos. De momento, se cifra en tres el número de ciudadanos que continúan en paradero desconocido. Muchas personas han sufrido quemaduras e irritación en los ojos provocadas por el plomo y otros elementos corrosivos presentes en el lodo.
La mezcla de agua e impurezas que se han eliminado de la bauxita en el proceso para extraer aluminio se considera nociva, según el organismo húngaro responsable de la gestión de desastres (NDGDM). El ministro de Medio Ambiente reconoció a la BBC que probablemente necesitarán ayuda técnica y financiera de la Unión Europea para limpiar el vertido, producido a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest.
