Trichet sofoca su propio incendio y calma los mercados

Dice el refranero español que «más vale tarde que nunca», y eso mismo habrá pensado Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), que ayer decidió que el regulador tenía que lanzarse a la compra de bonos españoles e italianos para calmar a los mercados, que anticipaban en la apertura del viernes una jornada peor que la sufrida el día anterior.

Al primer campanazo el Ibex-35 llegó a caer un 2,5% y la prima de riesgo se disparó hasta los 425 puntos básicos, el máximo desde la entrada en el euro. Los ingredientes de una nueva debacle estaban sobre la mesa. Pero los rumores de la intervención del BCE llegaron a media mañana, y con ello la recuperación de índice del riesgo país, que consiguió darse un respiro y al final de la tarde descendió hasta los 368 puntos básicos.

El selectivo español se marcó al cierre una leve caída del 0,18% en una lucha titánica por no sucumbir en el abismo al que se precipitaron otros selectivos europeos.

Al otro lado del Atlántico la economía de Estados Unidos tenía una cita ineludible con los mercados: el dato de empleo de julio. Por fortuna el resultado fue mejor de lo esperado y la primera economía del mundo creó 117.000 nuevos puestos de trabajo, lo que redujo la tasa de desempleo en una décima, hasta el 9,1%.

Toda esta turbulencia dejó en la sombra la cifra del paupérrimo crecimiento de España en el segundo trimestre de 2011, un 0,2%, una décima menos que en los tres primeros meses del año. En la tasa interanual también se dejó una décima y solo creció un 0,7%.

Pero el balón de oxígeno que ayer lanzó la máxima autoridad financiera de la Eurozona no será gratis. El primero en pagar el precio de la ayuda fue Italia que debe incluir una enmienda en su Constitución para garantizar el equilibrio económico. A última hora de la tarde, Silvio Berlusconi y su ministro de finanzas, Giulio Tremonti, anunciaron nuevas medidas de ajuste. Solo entonces, dijeron fuentes del BCE, la institución que preside Trichet estaría dispuesta a comprar deuda italiana a principios de la próxima semana.

De España se supo poco, solo que el BCE espera que el Gobierno de Zapatero se comprometa a acelerar las reformas. En esta misma dirección apuntó Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, que descartó que Italia y España vayan a necesitar un rescate —porque «no estaría justificado»—, pero urgió al presidente español a poner en marcha «tan rápido como sea posible» los cambios estructurales a las que se ha comprometido. 1

Sin embargo, no todos los consejeros del BCE se mostraron dispuestos a reactivar la compra de bonos de países periféricos. Cuatro de sus miembros, dos de ellos los alemanes (Jens Weidmann, responsable del Bundesbank, y Jürgen Stark, al frente del departamento económico del BCE), se opusieron a la decisión de Trichet. Pero ayer, después de la rectificación, libraron a Madrid y Milán de desplomarse un día más.

La semana negrabursátil

En la madrugada del viernes los signos apuntaban a que la última sesión de la que se recordará como la semana negra de agosto, sería una hemorragia incontenible. El Dow Jones, principal indicador del sector industrial de Wall Street, cerró el jueves con su peor caída desde diciembre de 2008, un 4,53%. El temor a que EE.UU. esté entrando lenta, pero inevitablemente, en una segunda recesión, se replicó como un «tsunami» al otro lado del mundo y el Nikkei japonés cerró la semana con una caída del 3,72%. La ola siguió hasta China donde el Hang Seng, índice de Hong Kong, se dejó un 4,29%.

Ni París (-1,26%), ni Londres (-2,71%), ni Fráncfort (-2,71%) consiguieron capear el afán de los inversores por deshacer posiciones y acumularon pérdidas semanales de hasta casi un 13%, en el caso de la bolsa alemana. Sin embargo, nada de esto parece preocuparle a Angela Merkel que disfruta de sus vacaciones en algún lugar de los Alpes italianos.