Las claves del éxito de María Jesús Montero: solvencia técnica e intuición política
La nueva vicepresidenta primera ha diseñado las finanzas de Andalucía y España en la última década y ha demostrado olfato para situarse siempre en el bando ganador
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Las claves del éxito de María Jesús Montero, flamante vicepresidenta primera del Gobierno de España, pueden reducirse a dos: hace bien su trabajo y sabe colocarse. Dicho de otra forma, ejecuta con solvencia y mano izquierda un asunto tan delicado como la planificación ... presupuestaria y tiene intución política para ubicarse en el bando ganador, algo fundamental para progresar en política, un ámbito en el que el buen desempeño profesional con frecuencia no es lo más importante.
Montero engaña. No hablamos de sus cualidades para ser la nueva mano derecha de Pedro Sánchez, sino de su apariencia. Se expresade manera coloquial, casi populista, con giros y expresiones de la calle. Si sumamos el marcado acento sevillano que ha conservado en la Corte matritense -y que en la capital de España se identifica con insultante simplimismo con falta de formación-, la imagen que ofrece dista mucho del perfil técnico que suelen ofrecer los responsables de Hacienda.
Pero tras la diputada dicharachera que llama «chiqui», «mi arma» o «cariño» a los periodistas hay una política cabal y con una preparación muy sólida que lleva una decena de presupuestos a sus espaldas, entre Andalucía y las propias cuantas generales del Estado. Todos ellos los ha elaborado sin tener mayoría absoluta en el Parlamento, lo que indica su habilidad para la negociación y capacidad para el consenso.
Personas que han trabajado próximas a ella la definen como una jefa exigente y temperamental, pero también cercana al trabajador e imaginativa para resolver los complejos embrollos presupuestarios.
Instinto
La segunda clave que explica el éxito de María Jesús Montero es su instinto político, que le lleva a ubicarse siempre en el lado correcto de la ecuación. Llegó a la Consejería de Hacienda de la Junta de Andalucía en 2013, justo cuando acababa de finalizar la etapa de los ERE. Su antecesora en el cargo, Carmen Martínez-Aguayo, cumple en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaira la pena de seis años de cárcel por el fraude de las ayudas de Empleo.
En la crisis interna que vivió el PSOE en 2016 figuraba en el bando de Susana Díaz, que se impuso en el pulso que mantenía con la facción de Pedro Sánchez, quien tuvo que dimitir como secretario general del partido tras el tumultuoso comité federal del 1 de octubre.
No obstante, Montero tuvo la habilidad de no romper puentes con el bando de Pedro Sánchez. Tanto que fue a la primera persona que llamó el propio Sánchez para proponerle el cargo de ministra de Hacienda cuando, tras vencer en las primarias a Susana Díaz, presentó y ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy, en junio de 2018.
Montero, quien llevaba meses de creciente distanciamiento con Susana Díaz, dio el salto desde la Junta de Andalucía a la política nacional en el momento preciso, ya que en diciembre de ese mismo año el PSOE andaluz perdería inesperadamente el Gobierno regional tras los resultados de las elecciones autonómicas del 2 de diciembre de 2018.
Desde entonces, María Jesús Montero ha seguido sabiendo conjugar solvencia en su cometido como responsable de la Hacienda española y olfato en los movimientos en el entorno del presidente. Pese a los rumores que la situaban como candidata a la Alcaldía de Sevilla o al frente del PSOE andaluz, siempre ha preferido mantenerse en el entorno más cercano a Pedro Sánchez. Allí ha visto caer a Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Adriana Lastra o Iván Redondo, pero ella se ha mantenido sin deshaste alguno. Y ahora ha llegado su momento.
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