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AMBIENTE

«¡Cómo no te voy a querer, si eres de Primera 42 años después!»

La afición se echa a la calle tras ver el partido y más de 20.000 cordobesistas colapsan las Tendillas hasta la una

RAÚL DÍAZ

La Noche Blanca del Flamenco dio paso a la Noche Blanquiverde del Córdoba. Parecía escrito. Tantos y tantos cordobesistas que se quedaron en tierra por la imposibilidad de fletar un vuelo chárter a Gran Canaria, todos salvo un centenar de privilegiados, celebraron el ascenso a Primera División colapsando la ciudad hasta la madrugada. Por supuesto, la plaza de las Tendillas concentró a la mayoría de los aficionados: más de 20.000 en la plaza y las calles aledañas, según las estimaciones oficiales. Cánticos, coches y motos, miles y miles de camisetas, banderas, bufandas al viento. El Córdoba ha vuelto, quién sabe si para quedarse.

Apenas un mes después de que el Gran Capitán fuera testigo de la celebración por la décima Copa de Europa del Real Madrid, en las Tendillas hubo tanto blanco como verde. Con el gol de Uli Dávila, los aficionados no pudieron -ni quisieron- reprimir una alegría desbordante.

Canal Plus televisó el partido de Las Palmas al poseer los derechos de la Liga Adelante e impidió, a pesar de las gestiones realizadas por el Ayuntamiento, la instalación de una pantalla gigante en algún espacio público (se pensó en la plaza de toros). De esta forma, los aficionados se juntaron para ver el encuentro en sus casas, en bares, en peñas. Comidos por los nervios. Y, como buena película de suspense, tuvieron que esperar hasta el final para asistir a un desenlace de cine. No hubo tiempo para más cuando Uli remachó el gol que cambiaba el rumbo de un par de generaciones perdidas.

El eterno descuento de Sánchez Martínez, provocado por la invasión de campo de numerosos hinchas amarillos, condujo la resolución del ascenso casi hasta las ocho de la tarde. Hasta cinco horas después, pasada la una de la mañana, los aficionados no dejaron de entonar el himno en las Tendillas. Entonces se dispersaron y los operarios de Sadeco entraron en acción.

Sonó el «Volveremos» y la marabunta lo dejó claro: «¡Cómo no te voy a querer, si eres de Primera 42 años después!». Por supuesto, todos se acordaron de ese mexicano que puso el colofón a una temporada increíble: «¡Uli, Uli!». También hubo espacio para el eterno rival, por más que los caminos apenas se hayan cruzado en las últimas décadas: «¡El año que viene, Sevilla-Córdoba!». Otra muestra, el «sevillano el que no bote». Sevilla, y Málaga, y Granada, y Almería. Muchos derbis andaluces. No tocará con el Betis, que ha intercambiado el rol.

Habrá duelos de rivalidad regional y partidazos de altura: «¡Barça, Madrid, el Córdoba está aquí!». Platos para paladares exquisitos que el Córdoba degustará gracias a otra machada a domicilio, una constante a lo largo de sus 60 años de sinsabores. Porque ha certificado siete de sus ocho ascensos de categoría lejos de casa. Como los dos anteriores, el de Cartagena en 1999 y el de Huesca en 2007. O el de 1981 también fuera de la Península, en este caso en Baleares (Ibiza). El único en casa, el de 1971, llevó al mismo altar: la Primera División.

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