Charo Carmona: «Todos los que conocen nuestro proyecto se enamoran de él»
Si quieres lograr algo, tienes que trabajar por ello. Fue lo que pensaron un grupo de padres con hijos que padecían discapacidad intelectual en 1994. Y de ahí surgió la Asociación Cordobesa para la Integración de jóvenes Border-line (Acopinb), cuya misión es la integración de personas con diferentes discapacidades, desde retraso psicomotor hasta Síndrome de Down, ofreciendo una alternativa a los centros o terapias más conocidos. Y es que en Acopinb buscan además de su formación y su preparación para el mundo profesional, la contribución con el medioambiente y el aprendizaje de buenos hábitos. Todo esto transformado en un único proyecto que detalla su directora, Charo Carmona.
—¿Qué tiene de especial Acopinb?
—Nacimos con la intención de ocupar a nuestros chicos de forma diferente a lo que encontrábamos en Córdoba. Conseguimos una finca a través de una cesión y decidimos aprovecharla para realizar allí los talleres ocupacionales. Ahora El Aguilarejo, que es como se llama, es nuestro centro de trabajo y la base de un proyecto mayor que vamos construyendo poco a poco.
—¿De qué se trata?
—Nuestro sueño es llegar a construir una Agroescuela. Empezamos desde 2013 pensando que en la finca teníamos vivero, invernadero y un gran espacio del que podíamos sacar rendimiento no sólo con los talleres de nuestros socios sino realizando visitas e incluso vendiendo nuestros productos que son de certificado ecológico. De esta forma no solo formamos y empleamos a nuestros chicos, sino que difundimos la cultura ecológica y fomentamos la alimentación saludable.
—¿Qué reciben las personas con discapacidad de Acopinb?
—Por un lado la formación tanto teórica como práctica en agricultura y jardinería, también en técnicas de reciclaje de materiales. Ganan independencia aprendiendo sus responsabilidades y a moverse por la finca de forma autónoma. Las visitas que se realizan a la propiedad por ejemplo son muy positivas. Hay una niña que tiene autismo selectivo y estamos consiguiendo que a través de la relación con los que vienen a visitarnos, se capaz de explicar lo que hace en su día a día. Para ellos cualquier paso es una superación.
—¿Qué necesidades presentáis como asociación?
—Nos gustaría constituirnos como centro ocupacional para acceder a más ayudas. También buscamos voluntarios que dominen temas de agricultura porque es la única forma de avanzar. Queremos ampliar el número de plazas de la finca, porque actualmente sólo podemos acoger a 20 chicos. Y luego compartimos la realidad económica de las asociaciones, con grandes necesidades para llevar a cabo todas las iniciativas. Por eso organizamos nuestro tradicional desfile de moda, la fiesta de primavera, que este año será también de aniversario el próximo 30 de marzo, haremos un ecomercado en la calle.
—¿Qué logros destacarías en los 25 años de la asociación?
—El nivel de funcionamiento de la finca es muy bueno y por ahora Frutas Valverde nos compra producto ecológico y el grupo Cabezas Romero también. Todos los que conocen nuestro proyecto se enamoran de él. Hace un par de años la Universidad de Córdoba nos propuso crear una marca bajo el proyecto Impulso Ecofarm, y eso también es un logro. Por otro lado hemos ganado en visibilidad pero hay que seguir trabajando para ofrecer lo mejor a nuestros chicos.
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