Miguel Ángel López: «Falta voluntad para reconocer las necesidades reales del autismo»
Autismo Córdoba ha experimentado en los últimos siete años un gran crecimiento en cuanto a socios. En 2012 eran una treintena y a día de hoy son 270 familias las que acuden a la entidad para asesorarse o para utilizar cualquiera de sus servicios, que van desde los asistentes personales para el fomento de la autonomía hasta apoyo para alumnado o programas para familias. Su presidente, Miguel Ángel López, presume de los profesionales que trabajan en la oenegé y de todas las personas que suman consejos, experiencia e ilusión para que el autismo se conozca y se trate adecuadamente.
—¿Qué significa Autismo Córdoba para las familias?
—Nos dedicamos a acompañar y asesorar desde el momento más complicado que es el diagnóstico. Cuando te dicen que tu hijo con 18 o 20 meses tiene una discapacidad, supone un impacto y surgen muchísimas dudas. Es una etapa en la que se pasa el famoso duelo y, desde la asociación, con el bagaje y los profesionales, les damos asesoramiento. Por otra parte prestamos una cartera muy amplia de servicios y puedo decir que a día de hoy pocos profesionales están tan especializados como los nuestros.
—¿Qué es lo esencial que tiene que aprender la sociedad del autismo?
—Hay que saber que no es una enfermedad, sino un trastorno que afecta al neurodesarrollo. Que acompaña a la persona toda su vida, no tiene cura pero sí hay posibilidades de que la persona avance en su desarrollo con gran esfuerzo y en esto es muy importante el trabajo intensivo en edades tempranas. Siempre señalamos que no afecta a la esperanza de vida y que, por supuesto, son personas.
—¿En qué ámbito encuentra que hay más necesidad de apoyo al colectivo de afectados?
—A nivel educativo, la adaptación al entorno para nuestros hijos se hace muy complicada si no tienen una supervisión cercana. Por eso insistimos en la necesidad de implantar la figura del monitor sombra, que de una forma discreta preste apoyo en la clase al niño, sin hacer que sea dependiente de esta figura, y poco a poco vaya retirándose. En Andalucía no existe. Ocurrirá el día en que nos demos cuenta de que las personas con autismo tienen los mismos derechos que todas las personas con discapacidad. Hoy es inconcebible que una personas con silla de ruedas se vea sola sin moverse porque se le ayuda. Pero falta voluntad para reconocer las necesidades reales del autismo.
—A nivel escolar, el acoso afecta gravemente a las personas con TEA. ¿Cómo combatís esta lacra?
—Formamos parte de Córdoba Suma que tiene una filosofía muy clara: crear una red, un tejido que pretende trabajar sobre el acoso, evitando que haya que activar los protocolos porque no se den estos casos. Hemos tenido muchas adhesiones al proyecto y vamos a comenzar con acciones formativas y el lanzamiento de una aplicación para detectar y avisar de casos de acoso para poder prestar asistencia.
—«Creo en ti» es el lema de la asociación, ¿qué quiere expresar?
—Lo más común es que nos digan allá donde vamos que no pueden atender a nuestros hijos y nosotros pedimos que les den una oportunidad, que crean que son capaces. Por eso abanderamos el «creo en ti», porque es lo que vamos difundiendo. Creer en las capacidades de la persona, en su pasión por algo, en su voluntad va a hacer que lo logre a pesar de las dificultades. Y eso está demostrado.