BANCO DE ALIMENTOS MEDINA AZAHARA

Carlos Eslava: «La necesidad de hoy es un hambre relativa, no como antes»

La entidad ayuda a paliar la necesidad de alimento pero su misión es acabar con el desperdicio, el grave problema del siglo XXI

El Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba tiene cada día una actividad frenética. Recepción, clasificación, reparto, recogida... Alrededor de una veintena de personas acude cada jornada a su sede en la calle Campo San Antón. Una especie de laberinto de techos infinitos donde se amontonan palés y palés con comida. Su presidente, Carlos Eslava, lleva cuenta y control de todo lo que allí sucede. Desde que se jubiló forma parte de la entidad y acaba de ser renovado en su cargo para continuar con su labor.

—¿Cómo ha cambiado el Banco de Alimentos desde que usted forma parte de la asociación?

—Yo conocí el Banco cuando era muy pequeño y ahora se ha diversificado mucho. Hace años por ejemplo no recibía alimentos frescos porque no se deban las circunstancias para hacer un reparto sobre la marcha. Hoy en día es posible gracias a que contamos con más manos y más medios.

— Consecuentemente atienden a más entidades y más personas. ¿Hay más necesidad?

—Ciertamente no. Lo que hay es más desperdicio. Los bancos de alimentos surgieron como una lucha contra el desperdicio. Es decir, si hay un supermercado que tira el sobrante a un contenedor y hay una persona que se acerca a ese contenedor para coger comida, ¿por qué no poner un intermediario que evite que lleguen esos alimentos al contenedor?

— ¿Cómo funciona la entidad?

—Recibimos excedentes de empresas y productores que distribuimos en paquetes para unas 250 entidades de Córdoba según las necesidades que presentan las personas a las que atienden. Después estas entidades se encargan de repartir a los usuarios, ya que conocen cada situación. Aquí está todo muy controlado y medido. Tanto lo que recibimos como lo que sale. No entregamos nada caducado y avisamos a la asociación si algo está próximo a caducar para que se organicen. También recibimos ayudas económicas con las que hacemos compras de alimentos de necesidad como puede ser la leche por ejemplo.

—Y movilizan a gran cantidad de voluntarios en sus campañas de recogida, la "Operación kilo"...

—Esa es otra forma de conseguir alimentos. En este caso no son excedentes, sino aportaciones de los ciudadanos. Y ahí se vuelcan los voluntarios. Estas campañas no paran porque nosotros damos todo lo que tenemos rápidamente. Llenamos y vaciamos este gran almacén unas cuatro o cinco veces al año.

—¿Qué alimentos son los básicos para colaborar?

—Lo común de una dieta normal. Leche, pasta, legumbres... aunque es cierto que no siempre repartimos la dieta idónea. Ahora por ejemplo hemos estado dando polvorones sobrantes de la Navidad, pero nosotros damos lo que nos llega. Aún así hay entidades que nos piden alimentos concretos porque los usuarios lo piden. Y es que el hambre de hoy es un hambre relativa, no es igual que hace 40 años cuando se comía lo que había. Hoy hay más "exigencias".

—¿Qué retos o proyectos tiene el Banco de Alimentos actualmente?

—Pedimos no se tire nada que se pueda utilizar, que ya nos las apañaremos para repartirlo. Ahora estamos centrados en entrar en los colegios para concienciar a los niños sobre la reducción del desperdicio. Y también queremos conseguir que las tiendas nos den las mermas, lo que se estropea de cara al público para poder repartirlo.

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