Rafael Luque (San Rafael Alzheimer): «Suplimos la ausencia física durante el Covid con apoyo emocional»

Con 450 socios, la asociación es un centro de referencia regional en el apoyo a las familias que cuentan con la «enfermedad del olvido»

Rafael Luque Siles preside la Asociación San Rafael de Alzheimer y otras demencias y como suele ser habitual con quien está al frente de colectivos de pacientes, la empatía traspasa el hilo telefónico aún estando de vacaciones porque «mi teléfono siempre está disponible para familias y trabajadores» a pesar de ejercer un cargo altruista. «Sé lo que es tener un familiar con Alzheimer en casa, por eso entiendo lo que es sentirse completamente abrumado cuando recibes el diagnóstico de tu madre y o de tu pareja y comienzan los meses de espera para recibir asistencia». Asistencia, apoyo, terapia física y emocional, centro de día, residencia y soporte para las familias es lo que ofrece la entidad.

—¿Cómo está afectando la actual pandemia?

—A nivel económico, estamos continuamente reclamando a la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales el que nos cubran las plazas concertadas no ocupadas en el Centro de Día que hoy en día son 16 de un total de 50. A nivel organizativo son muchísimos protocolos que hay que desgranar a diario y trasladarlo a los trabajadores, e implantarlo en todos los sectores asistenciales pero, en la actualidad, somos un centro libre de Covid. A nivel asistencial, desde el minuto 0 hemos prestado atención psicológica a las familias, en momentos de mucha tensión, ansiedad, miedo, etc. Nuestros técnicos (terapeuta ocupacional, fisioterapeuta y psicólogo) han estado en todo momento en contacto diario dentro de un plan de humanización concreto, estructurado y prioritario.

A nivel asistencial, desde el minuto 0 hemos prestado atención psicológica a las familias, en momentos de mucha tensión, ansiedad, miedo

—¿Cuántos socios tienen y qué actividades mantienen y cuales han tenido que reinventarse con las restricciones de presencialidad?

—Somos 450 socios. Las actividades presenciales en el centro ya están totalmente normalizadas. Para los familiares estamos supeditados a las instrucciones que nos da la Consejería de Salud y familias, principalmente a través de la enfermera gestora de casos o enfermera de enlace. Dentro del Plan de Humanización están las salidas y visitas diarias de nuestros usuarios de Residencia. Estamos supeditados también con el tema de voluntarios y personal de prácticas, que poco a poco y conforme a las fases de vacunación se van incorporando a una labor diaria, y al mismo tiempo abiertos a que puedan asistir de una manera más plena.

Las actividades presenciales en el centro ya están totalmente normalizadas

—¿Cómo ha afectado a las familias la pérdida de presencialidad y contacto?

—En general, ha sido muy duro para todos, usuarios, profesionales y familiares. Se ha llevado de manera muy profesional supliendo en todo momento la ausencia física por un apoyo emocional y psicológico, con videollamadas y llamadas diarias, e información de todo el equipo técnico sobre el estado de salud y emocional de cada uno de los residentes.

—Hemos celebrado recientemente el Día Mundial de los Abuelos. ¿Es Córdoba aún conservadora en el cuidado de nuestros mayores o, cada vez más, entendemos el envejecimiento activo profesionalizado?

—La sociedad cordobesa todavía es muy conservadora, y en la medida de lo que puede les gusta atender a los mayores en sus casas, pero van teniendo mucha confianza en los Centros de Día y Talleres de Memoria y Estimulación porque ayudan a ralentizar el deterioro cognitivo. Los abuelos somos imprescindibles, pero lo que pedimos es la mejor atención y asistencia y si los hijos no nos la pueden dar, hay profesionales que sí.

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