Salvador Secilla: «La ludopatía es una enfermedad crónica pero tiene recuperación»

Acojer reclama a las administraciones una regulación severa para la publicidad del juego y control en la apertura de salas, que va en aumento

Cuando Salvador Secilla, el presidente de la Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitacion (Acojer) entró en la entidad, el panorama del juego era muy diferente. Ha pasado más de una década y el perfil del jugador se ha rejuvenecido, las salas aumentan desproporcionadamente al número de habitantes de las ciudades y la publicidad de este negocio ha crecido en agresidad con rostros populares que invitan a partidas para ganar al azar.

El pasado 29 de octubre se celebró el Día Mundial sin Juego de Azar y Acojer ha levantado su voz una vez más para concienciar a la población de la problemática. Secilla la retrata así:

—¿Cómo evoluciona la ludopatía en Córdoba?

—Los casos que nosotros tratamos, de jugadores en rehabilitación, han aumentado hasta un diez por ciento con respecto al año anterior. Cada vez hay más gente que pide ayuda para dejar el juego y esto es alarmante.

— ¿Qué les ofrece Acojer a sus usuarios?

—Tratamos tanto al jugador como a su familia porque el entorno más cercano necesita también ayuda para recuperarse del mundo de mentiras y la falta de confianza. Ofrecemos en un primer momento terapia individual con un psicólogo, después de iniciación con un monitor que suele ser jugador rehabilitado y las sesiones de mantenimiento, más espaciadas en el tiempo. El enfermo traba por un lado, y la familia por otro, para contrastar porque la defensa de un jugador es la mentira.

El presidente de Acojer durante la entrevista

—¿Se alcanza la rehabilitación?

—Un 90 por ciento de las personas que pasan por aquí se consideran rehabilitadas aunque, por supuesto, hay recaídas, abandonos en mitad del proceso... pero se continúa con el trabajo. No obstante, es impotante considerar que la ludopatía es una enfermedad crónica, para toda la vida, aunque tenga recuperación, aunque la persona pueda hacer vida normal, pero tendrá que mantenerse alejada del juego para siempre. Es como el diabético que depende de la insulina. Hará vida normal con esa condición.

—¿Hay un perfil concreto de jugador en la actualidad?

—La franja de edad ha bajado mucho y es lo que nos alarma. Antes lo frecuente eran usuarios de entre 35 y 40 años y ahora vienen en torno a los 25. Siguen siendo en su mayoría varones, porque las mujeres parece que siguen teniendo una cierta vergüenza a airear su adicción pero esto nosignifica que no haya jugadoras que necesitan tratamiento. Y sobre el nivel social, hay de todo, desde personas con menos recursos hasta grandes empresarios, abogados, políticos...

—¿Ha cambiado también el tipo de juego?

—El juego reina sigue siendo el de las salas y las tragaperras, el juego presencial. Pero nos encontramos con una fuerte presencia de las apuestas y los juegos online, una práctica solitaria pero muy cómoda porque se puede hacer desde el móvil, que todo el mundo tiene.

—¿Cómo se combate la ludopatía para prevenir a las nuevas generaciones?

—Insistimos en que es necesario que las administraciones frenen la publicidad del juego con caras tan conocidas y de forma tan reiterada en medios de alcance masivo. Y además es importante que se vigile la apertura de las salas de juego, porque en Córdoba por ejemplo hay 54, lo que supera la ratio de salas por habitante establecida en la legislación.

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