En Asaenec se han esforzado durante tres décadas por luchar contra estigmas y prejuicios y, aunque están satisfechos con los resultados, siguen reclamando sensibilidad e igualdad para el colectivo. Son un centro de rehabilitacion psicosocial pero también un foro de investigación que se esfuerza por estar a la última en terapias. Son reconocidos a nivel regional y de esto habla orgullosa su directora general, Susana Luque.

—¿Qué balance hace de la trayectoria de 30 años de la asociación?

—Después de un gran trabajo interno y externo sentimos que ya somos reconocidos. Nuestro proyecto "Recovery" es innovador y eficaz porque no sólo trabaja la rehabilitación, sino la reinserción para que el enfermo recupere una vida normal. En los últimos años hemos duplicado la petición de asistencia, lo que significa que las familias confían en nuestra forma de trabajar.

—¿Cuáles son las mayores barreras para personas con enfermedad mental en la sociedad?

—Los estigmas que se han creado a lo largo del tiempo y que son difíciles de borrar. No se compara igual a un enfermo mental que a una persona con otra enfermedad, se ve en los titulares sensacionalistas que protagonizan personas con esquizofrenia por ejemplo. Por parte de los profesionales sanitarios también deberían mostrar más empatía y trabajar el empoderamiento de estas personas, no su incapacitación. Todo esto lleva a que el propio enfermo mental se infravalore, se provoque el "auto estigma" que es muy difícil eliminar.

— La incidencia de las enfermedades mentales en la población es cada vez mayor, ¿qué lo está provocando?

—Vivimos en una sociedad muy estresante, con una gran pérdida de valores. Familias sometidas a grandes presiones laborales que a menudo son causa de desestructuración. La crisis económica por ejemplo causó problemas que se van a heredar por generaciones. Y por otra parte el consumo de tóxicos o la adicción a las nuevas tecnologías también han entrado en el círculo de influencia.

—¿Cómo se puede frenar esto?

—Vemos que los jóvenes presentan trastornos a edades cada vez más tempranas y las familias están desorientadas sobre qué hacer. Sería conveniente trabajar la prevención en este colectivo para no tener que llegar a tratamientos farmacológicos. Pero tanto las ayudas como la mayoría de programas están enfocados a la rehabilitación, no a la prevención.

—¿Son enfermedades que se prefieren mantener en silencio?

—Ahora menos porque se tiene más información. Pero antes no se quería pedir ayuda porque a la familia se les tachaba de "locos" o "desequilibrados". Se pensaba que estos enfermos Tenían que ser agresivos o violentos porque sí pero ahora se confía en los tratamientos y en la labor de la reinserción. Igual que cada vez se pide más ayuda para tratar la depresión, que al percibirse como algo más común, no se atendía debidamente. Se calcula que para 2030 la depresión será la causa más importante de discapacidad en la población, algo habrá que hacer.

—¿Cuáles son los retos de Asaenec?

—Seguimos creciendo como entidad y para eso necesitamos ampliar nuestra sede. Es lo principal. También tenemos un proyecto piloto en centros educativos para trabajar la prevención y poder extendernos al ámbito rural y la provincia, donde hay una gran necesidad.