¿A qué suena la comida?
El agua al hervir, los vegetales al ser pelados e incluso, incluso los crujidos los táperes al descongelarse emiten sonidos que forman parte de la experiencia culinaria, sobre todo, para las personas con alguna discapacidad visual. La naturaleza inmersiva del sonido es objeto de estudio por parte de la productora de Lucena (Córdoba) Weekend Proms que ha sido premiado en el programa “Art for change” de la Fundación La Caixa por su propuesta “Cocina Aural”, un experimento donde personas invidentes generarán música con los sonidos que salen de los fogones.
Juan Cantizani es el responsable del equipo, integrado por profesionales de la música, las artes escénicas y la gastronomía y explica que la “auralidad” o dimensión sonora es un valor que determina cualquier experiencia, cultural, educativa, gastronómica, el mundo que nos rodea. “Por ejemplo, en un restaurante con mucho ruido, sonidos elevados, el mismo plato va a saber distinto que si se come en un ambiente relajado, tranquilo”, argumenta.
Partiendo de la escucha como contranarrativa del dominio visual nace “Cocina Aural”, el proyecto que La Caixa ha premiado con 22.600 euros, una propuesta en la que van a participar 18 personas con alguna discapacidad visual que van a meterse en una cocina a preparar diferentes platos elegidos por ellos mismos mientras que se registran todos los sonidos con micrófonos pizoeléctricos, que captan ondas sonoras y las convierten en señales eléctricas. Se grabará hasta el crujido más imperceptible de las mezclas líquidas mediante hidrófonos, aparatos que pueden sumergirse.
Este contexto sonoro “puede parecernos simplemente ruido, pero para las personas con alguna discapacidad visual, es un elemento clave en la percepción del mundo”, matiza Cantizani, que explica que todo lo que se registre entre fogones se producirá como si de canciones se tratara y se editará en un disco que contará con estas innovadoras “recetas sonoras”.
Weekend Proms, que apuesta por los procesos creativos como elementos de cohesión social, exploran con esta iniciativa, que contará con la participación de la ONCE, el arte sonoro como método de inclusión y aprendizaje de la cultura de la escucha por parte de quienes no ven el mundo, sino que escuchan su banda sonora.