Sonia y Jesús donan sangre por primera vez: «nos sorprende que haya tan pocos jóvenes que colaboren»
Tienen 20 años, son estudiantes de medicina y han donado sangre por primera vez. Sonia García y Jesús Lara explican que han aprovechado las vacaciones para acercarse al Centro de Transfusión Sanguínea de Córdoba y ser, «por fin», de los que se sientan en la camilla par donar. Un gesto tan «sencillo, corto e indoloro» que les cuesta entender cómo hay «tan pocos jóvenes que colaboren».
La cifra de donantes jóvenes en Córdoba ha bajado del 62 por ciento al 46 desde 2016 y la falta de colaboradores menores de 40 años preocupa en la entidad sanitaria, que cuenta con un censo activo de donantes cada vez más envejecido. Tanto Sonia como Jesús afirman estar «sorprendidos» ante la baja colaboración de jóvenes como ellos. «No cuesta nada, no quita tiempo y ayudas a muchas personas» coinciden ambos estudiantes.
Convertirse en donantes es una idea que llevaban tiempo pensando. «Desde que cumplimos los 18 años hemos querido colaborar pero no pesaba los 50 kilos que exigen como requisito», justifica Jesús. Para los dos cordobeses matriculados en la facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba, el verano ha sido el mejor momento. «Tenemos tiempo de sobra y hemos venido aprovechando las vacaciones».
Lo que más destacan de su experiencia es lo atendidos que se han sentido en todo momento. «Todos han sido muy amables, tanto enfermeros como médicos, nos han explicado muy bien en qué consiste la donación y nos han preguntado constantemente cómo nos encontrábamos», explica Sonia.
«Es un poco más molesto que una analítica donde te sacan dos o tres botes, pero nos han ofrecido agua tanto antes como después, también comida y la sensación de seguridad que experimentas te tranquiliza», ha apuntado Jesús. Aunque su compañera sí reconoce haberse sentido más nerviosa al principio. «Cuando he visto la aguja me lo he pensado pero a final me he decidido», ha apuntado Sonia.
Para ella la experiencia ha sido un poco «incómoda» porque «no se llenaba la bolsa», según detalla, pero quiere «darle otra oportunidad» a la donación y seguir acudiendo. Según explica Sonia ha sido un gesto de «agradecimiento». «Siempre hago promesas para cumplir cuando algo me va bien o consigo lo que me propongo y Jesús me dio esta idea de donar sangre. Pensé que aunque no era algo que me iba a aportar a mí directamente, puede ayudar a mucha más gente. Así que prometí que si este año me iba bien en la universidad, donaría».
Y ambos quieren convertirse en donantes habituales y acudir en los plazos que se lo permiten. «Queremos ir cada vez que podamos, y si es juntos, mejor», ha declarado Jesús. Esto para el Centro de Transfusión Sanguínea es una buena noticia, ya que aunque cada año consigue sumar 2.500 donantes de sangre nuevos, necesita incrementar esta cifra y que además haya relevos jóvenes a los donantes veteranos.