ARTE PLÁSTICO

Maratón de cuadros solidarios: comprar una obra para que un niño coma

El arista Carlos Arco está a punto de lograr el reto de vender 400 obras realizadas para este proyecto de las que dona la mitad de lo recaudado

La dinámica es sencilla: escoger una obra o encargar la estampa favorita, comprarla por 99 euros firmada por Carlos Arco y contribuir con la mitad del importe a la donación de alimentos infantiles a través de la oenegé Cooperación Internacional. El artista plástico se propuso pintar y vender 400 cuadros solidarios en dos años y está a punto de completar su reto.

«Me quedan 15 cuadros por elaborar y unos sesenta por vender», comentó Arco el 12 de diciembre. «Voy realizando un cuadro por día, los clientes van haciendo sus reservas y también sus encargos y la producción es sobre la marcha. Yo mismo preparo la base, por lo que ahorro en este proceso», explica el artista que reconoce una gran acogida del proyecto. «No sé si por el tema solidario o porque los cuadros tienen un precio muy asequible, pero he visto gran demanda y eso me satisface».

El importe que será donado a Cooperación Internacional para ayudar a la infancia más desfavorecida estará repartido por toda España en cantidades específicas para comprar lotes de alimentos, desayunos y meriendas. «Mi tiempo y mi trabajo se convierten también en donación. El ritmo de creación en estos últimos dos años ha sido muy alto, el esfuerzo grandísimo pero ha valido la pena», explica Arco, afincado en Córdoba.

Algunas de las obras vendidas en estos dos años

«Después de estudiar Bellas Artes y realizar algunos trabajos, no he tenido un motor que me mueva tanto como este proyecto, "400arco". La motivación ha sido clave, el ver que mis cuadros dan de comer a otras familias». Pero además, el pintor consigue expandir el mensaje de sus obras: «siempre positivo, de lucha, de animar a las personas a conseguir lo que se propongan», añade.

Utiliza una técnica mixta, de acrílico y carboncillo, en una tabla de 50-70 centímetros, con la peculiaridad de que en el cuadro se aprecian zonas sin terminar. «Como un apunte llevado a la categorías de cuadro. Interrumpo la obra, la dejo abierta, ese es mi sello, dejar al espectador que lo termine en su imaginación». Y en sus tablas se pueden ver las betas de la madera que no reciben pintura entre las líneas gruesas de su dibujo y los colores, siempre vibrantes, que las rellenan.

La temática es variada, escenas y objetos cotidianos, retratos, fotografías personales, porque también se hace bajo demanda. Carlos Arco sólo recibirá una decena de encargos más, hasta la próxima semana, para terminar su particular maratón con la que tanto él como sus clientes conseguirán dar de comer a unos 350 menores en toda España. Empieza la cuenta atrás.

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