El cura obrero de este barrio periférico lleva medio siglo evangelizando, solucionando los problemas del día a día de sus parroquianos

Padre Varo (Solidaridad Villarrubia): “En este barrio la solidaridad es nuestro modo de vida”

Asociación de Vecinos de Villarrubia
Textos de Bertold Brech enmarcan su despacho parroquial que presiden un lienzo enorme a su persona y una imagen del actual Papa y del obispo.

¿Pero las iglesias no eran para rezar? Es la pregunta que surge al acercarse en horario de mañana a la parroquia del barrio cordobés de Villarrubia a lo que el presidente de la asociación vecinal local, cura de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y activista de todas las causas que afecten a sus vecinos, Manuel Varo, responde “el Evangelio habla de predicar con el ejemplo, mientras preparo las misas llamo a la Junta de Andalucía para pedir cita para que a una vecina le arreglen los papeles de la invalidez”. O gestiona el huerto social, o da indicaciones y soluciones al trasiego de peregrinos que acuden como porque “eso es la parroquia, donde acuden todos para pedir ayuda”.

—¿Esto es una casa parroquial o la oficina de Servicios Sociales?
—¿Y no es lo mismo? Por las mañanas atiendo las necesidades de mis vecinos, desde ayudarles con las cosas de papeleo que, por cierto, vaya cómo está la burocracia, llevo toda la mañana llamando para pedir cita para que valoren la incapacidad laboral de una mujer y no hay forma.

Montaje fotográfico que decora su despacho parroquial con recuerdos de algunas de sus obras sociales; ayudando siempre a la comunidad de vecinos de la que este aguilarense se siente parte hace medio siglo.

—Pero usted no es cura y presidente de la Asociación de Vecinos de Villarrubia, ¿eso no sería competencia de los Servicios Sociales?

—Me vine aquí hace 50 años y esta parroquia es de los vecinos. Mira, estoy con el misal preparando la liturgia, que también se hace pero es que el Evangelio habla de estar en la calle con la gente, no dice nada de solo dar misa. Villarrubia es un barrio donde en los años 30 se asentaron familias que vinieron a trabajar en el campo de la zona de Granda. Y eso lo entendí desde que llegué, que era un vecino más y que sus problemas eran los de la iglesia. Aquí tenemos un huerto solidario, hacemos vida asociativa; actividades deportivas, por supuesto, culturales.

—Por hacer, ha hecho hasta activismo político en la Azucarera, en la urbanización de las casas para los vecinos.

—¿Eso es política? Eso es solidaridad. Eso es ir todos a una cuando un vecino tiene un problema y la administración no le da respuesta; he ido a Madrid a reclamar los derechos de los vecinos como llamo y pido a las admistraciones todo lo que es justo para las familias y, sobre todo, para quienes no tienen recursos para acceder a lo que les pertenece.

 

—Entonces, la asociación de vecinos que preside, ¿es la obra social de la parroquia en realidad?

—¿Conoce la tercera encíclica del Papa Francisco, ‘Fratelli Tutti’? La fraternidad es el valor y lo que nos mueve. Y eso es lo que hace la comunidad de vecinos de Villarrubia. Hasta el Ayuntamiento y la Plataforma del Voluntariado ha editado una publicación que recoge cómo funciona este pequeño barrio. Donde los vecinos celebran desde Navidad hasta el Mayo Festivo; donde somos una comunidad. Donde la gestoría tramita el papeleo más complejo y, lo que se escapa de lo que podemos hacer, se deriva a Servicios Sociales y a oenegés, asociaciones y entidades sociales que se encargan de cubrir necesidades asistenciales.

—En vez de ‘Marina D’Or Ciudad de Vacaciones’, Villarrubia , el barrio de la solidaridad.

—El asunto habitacional está complicado, no hay mucha oferta pero le aseguro que quien viene no se va porque queda envuelto en esta halo de solidaridad, de ‘hoy por ti mañana por mi’. Lo hacemos todo así, es nuestra manera natural de ser. Vinimos y el barrio ha ido creciendo con las familias y ya se diluye dónde empieza lo uno y lo otro.

Quien viene no se va porque queda envuelto en esta halo de solidaridad, de ‘hoy por ti mañana por mi.

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