Solidaridad tiene nombre de calle: Sagunto
Frente a las quejas de algunos grupos por redes sociales sobre el aumento de la conflictividad social en el barrio, la calle Sagunto cuenta con presencia de oenegés que prestan ayuda asistencial a colectivos que se encuentran en situación de extrema necesidad y a sus familias y son precisamente muchos de los propios vecinos los que se vuelcan con las iniciativas solidarias como pudo verse este fin de semana en el mercadillo solidario que, con todas las medidas de seguridad organizaron en las instalaciones del antiguo cuartel militar, ahora sede de Prolibertas, esta institución Trinitaria y la asociación de apoyo a personas con discapacidad intelectual Acopinb que vendieron los productos que ellos mismos cultivan en su maravillo huerto ecológico.
El mercadillo, desde primera hora de la mañana y a pesar de la tormenta, fue un hervidero de vecinos que iban cargados de bolsas porque había de todo: manualidades hechas por los usuarios de los talleres, objetos de decoración restaurados, libros de segunda mano para todas las edades y perfectamente higienizados, ropa de bebé, hogar, ropa de celebración, mercería, abalorios… ¡nada que envidiar a cualquier mercadillo londinense y en pleno barrio céntrico de la ciudad!
Lo mejor de todo, la actitud agradable de los voluntarios de ambos colectivos, tan entregados, que lo mismo te explicaban cómo se cultivaban las plantas que cómo se recogía la ropa, se higieniza, clasifica y prepara para el mercadillo. “Las familias y los voluntarios son parte fundamental de nosotros”, explicaban desde Acopinb y se hace extensible a Prolibertas donde aunque apuesta por el trabajo especializado que realice las funciones concretas, cuentan con un voluntariado formado y con seguimiento para talleres y atención a las personas sin hogar.
Y es que, detrás de esta explosión de color y alegría –a pesar de la tormenta- hay un trabajo y un esfuerzo diario. Como explica a Córdoba es Solidaria Fernando, agricultor del huerto de Acopinb que está moreno de trabajar de sol a sol preparando la tierra, cultivando, conociendo todas las semillas para poder luego vender las macetas en la calle Sagunto en el punto de venta que tiene la entidad donde además hay manualidades de papelería, decoración y abalorios hechas con muchísimo esfuerzo y dedicación por los integrantes de la entidad y sus monitores.
También Prolibertas es un pulmón solidario del barrio. Es conocida su labor con las personas sin hogar; entrega de alimentos, pero también apoyo psicosocial, centro de estancia diurna, lavado de ropa y lo que no se ve. En Casa Libertad de la calle Sagunto, los trabajadores sociales, educadores y terapeutas ocupacionales resuelven desde la impaciencia de “¿por qué no me llega la ayuda?” a ¿por qué no me renuevan la tarjeta de residencia?”. Basta con pasar por la puerta a cualquier hora del día para ver a sus trabajadores atendiendo a usuarios ante cualquier problema que les pueda ocurrir porque no tener hogar no significa no tener las mismas necesidades y anhelos que el resto de vecinos de la ciudad.
A la espalda de la calle Sagunto, ya en la Ronda de Marrubial, prosigue la vereda de la Solidaridad pues en los poyos frente a la biblioteca conviven mañana señoras que se sientan con la compra a descansar del mercado con jóvenes metidos en sus móviles aprovechando la red Wifi de la instalación cultural para charlar con sus familias al otro lado del Estrecho.
A la vuelta, en la Avenida Rabanales, está la Escuela de Participación Ciudadana, donde no son pocas las iniciativas de impulso de vecindad que se promocionan por parte de la administración municipal y las asociaciones vecinales como ocurre con el Centro Cívico anexo a la Biblioteca Central. Un hervidero todo ello de solidaridad por parte de oenegés y de espacios de administraciones públicas que remata con no exenta de polémica Plaza de Trinitarios, parada de descanso de personas sin hogar que encuentran en sus bancos de hierro su sala de estar por el día y en no pocas ocasiones, por las noches.