RUTA SOLIDARIA

Una caravana de taxis para pasear la ilusión de los mayores por las luces de Navidad

Cien vehículos de Pidetaxi circularon en el tradicional «Paseo de la ilusión» que cumple 14 años

Se abrocharon el cinturón, se colocaron el gorro y una retahíla de taxis comenzaron a salir del aparcamiento de la Diputación. «Nos vamos a la novelería», exclamó Pepe, de 73 años, desde el asiento de copiloto de uno de uno de los cien vehículos que participaron en el «Paseo de la ilusión». Ya se ha convertido en una tradición navideña de Pidetaxi, la asociación mayoritaria del sector en la ciudad, que desde hace 14 años organiza una ruta con personas mayores de residencias para ver el alumbrado.

Una hora aproximadamente en la que pasan por Ronda de los Tejares, Paseo de la Victoria, Bulevar de Gran Capitán y las Tendillas. «Para nosotros es como si fuéramos a Alemania», exclamó Pepito, que salió de la residencia Séneca con ilusión por empezar el viaje.

Más emocionada incluso estabaAurora, de 84 años, que salía a la calle por primera vez después de unos días recuperándose de una operación de la vista. «Ya estaba deseando salir y ahora estoy todavía más emocionada con este paseo por las luces». Compartió coche con María y Paquita, compañeras también en la residencia Santa María.

Era la segunda vez que participaban en el paseo y en vista de lo bien que lo estaban pasando, aseguraron: «el año que viene, si Dios quiere, repetiremos». Su taxista, Emilio, avivó la intriga contándoles que había sorpresas en el camino. «Música y regalos, no digo más», contó. Para este conductor, ayer fue «uno de los días más bonitos» de su trabajo. «Con el taxímetro a cero, o a mil de ilusión», bromeó.

En caravana, llamando la atención de los viandantes, circularon los taxistas también preparados para la ocasión. Algunos con gorros de motivos navideños, guirnaldas en el cuello y villancicos a todo volumen, iban comentando con sus pasajeros especiales qué les parecía el viaje. «Estamos disfrutando de lo bonita que está Córdoba en estas fechas», dijo Rafael, de 86 años y residente de Séneca. Hacía tres años que no había visto las luces de Navidad de su ciudad.

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