«Empezar la jornada con el voluntariado es ver el día de otra manera»

Tres jóvenes estudiantes de Loyola comienzan sus miércoles como voluntarias en Alzheimer Córdoba, una experiencia que les cambia su día

Es otra responsabilidad más pero les aporta como ninguna. María, Carmen y Mercedes son estudiantes de segundo curso en la Universidad Loyola en Córdoba y los miércoles, ni clases ni estudio por las mañanas: asisten a la Asociación Alzheimer Córdoba para colaborar como voluntarias. «Empezar la jornada con el voluntariado es ver el día de otra manera», comenta Carmen Luque.

Las tres estudian Relaciones Internacionales y al comenzar el curso les propusieron desde la Universidad una serie de entidades para acudir de forma altruista un tiempo a la semana. «Es totalmente voluntario y hay diferentes ámbitos de acción social. Para nosotros es la oportunidad de conocer las realidades que hay más allá de nuestro mundo», comenta María Rodríguez.

Para la asociación, este voluntariado universitario también es muy positivo porque les aporta muchas herramientas para poder realizar actividades con los usuarios y es un apoyo para cuestiones como el acompañamiento y movilidad, comenta la terapeuta del centro de Alzheimer Córdoba, Inmaculada Gemes.

«Todos los voluntarios que llegan de fuera, suponen una novedad y una alegría para los usuarios y más cuando son jóvenes que quieren aprender de ellos, se interesan por sus historias sus anécdotas. Esto aumenta mucho su autoestima y se sienten más valorados. A nivel técnico y personal, esta ayuda es muy beneficiosa», apunta Gemes.

Durante las mañanas de los miércoles, las tres estudiantes están ayudando a preparar y servir el desayuno y también a realizar talleres y fichas. Aún no llevan un mes acudiendo al voluntariado, pero ya sienten la confianza de los usuarios. «Nos ven llegar y nos preguntan si venimos a estar con ellos. Eso nos saca una sonrisa», destaca Luque.

El programa de voluntariado de Loyola se consolidó el pasado curso con medio centenar de alumnos voluntarios que acudieron a diversas entidades. Además de las horas que dedican a apoyar la labor de las asociaciones, los jóvenes también reciben formación específica sobre las actitudes del voluntariado, la vulnerabilidad y factores de riesgo, la asistencia, cómo vivir el voluntariado y la interculturalidad.

Para Mercedes Gavilán, esta oportunidad de dar su tiempo a los demás es una oportunidad de crecer como persona, especialmente en esta etapa tan importante que están viviendo. «Cada miércoles nos llevamos la sensación de que somos parte de sus familias, se preocupan por nosotros, nos regalan sus sonrisas y eso lo valoramos mucho».

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