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Contramiradas

Lucía Tavira, soprano: «Nunca sé dónde está el techo de mi voz»

Acreedora de dos nuevos premios en 2019, Lucía Tavira se siente preparada para dar el gran salto. Talento, espíritu de sacrificio y confianza no le faltan

Lucía Tavira, entre las butacas del Gran Teatro Fotos: Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Antes de leer una palabra más de esta página, escuchen a la mujer de la imagen. En YouTube. En Spotify. En un disco de vinilo, aunque sea. La voz de una soprano no es de este mundo. Alcanza registros sobrehumanos difíciles de codificar. Lucía Tavira lleva media vida preparándose para este momento. En 2019 ha sumado dos premios más para su vitrina. Y siente que ha llegado su hora. Por eso, transmite energía y una fe inquebrantable en su destino.

Solo con escucharla ya duelen las cuerdas vocales.

No canto con esfuerzo. De hecho, uso el mínimo esfuerzo necesario. Usamos todo el instrumento. No solo el aparato fonador. Tenemos resonadores pectorales y guturales. El instrumento es una maravilla. Y nunca sé dónde está el techo.

Lucía Tavira (Córdoba, 1985) mantiene una guerra sin cuartel con su voz. Lo que ella denomina el instrumento. Ha dedicado horas interminables a pulirlo como solo un orfebre se esmera en fabricar una pieza única. «No he empezado a sentir que comprendía mi instrumento hasta que no terminé la carrera», afirma delante de una taza de café. Y para ello ha recibido clase de los mejores. De Bernardo Villalobos, profesor del Metropolitan Opera House ; o de Carlos Hacar, «don Carlos» para Tavira. «Villalobos me ha acogido en su casa de Nueva York. Me cambió totalmente el sitio de fonación y articulación de la voz. Me enseñó a respirar. Le debo muchísimo».

Ha sido un trabajo arduo. Tenaz. Hasta aprender a controlar su caudal de aire y manejar su estructura muscular. Rubén Fernández Aguirre, el pianista de Ainhoa Arteta y Carlos Álvarez, es hoy su repertorista. Con su ayuda, obtuvo el máster de Valencia y ganó en 2015 su primer premio. «Ahora, con 34 años, siento que empieza mi carrera de verdad. Estoy feliz y sé lo que quiero».

El camino más difícil es conocer tu propia voz.

Eso es lo complicado. Reconocer en tu cerebro y en tu oído tu sonido para que sea lo más bello posible.

Y ha tardado años en encontrarlo.

El camino es muy difícil para una lírica grande, que es mi tipología de voz. Caballé debutó con 33 años. Y fue el repertorio de Callas en su madurez o de Anna Netrebco ahora mismo.

Usted ya está preparada.

He tenido ya muchos empujones para saber que sí.

¿El «bel canto» es el canto perfecto?

Depende de quién lo cante. Yo lo intento hacer lo más perfecto posible. Y siempre con mi voz, sin buscar sonidos que no están en mi naturaleza.

Usted tiene edad para ser cantante de un grupo de rock.

Para eso no hay edad. Te tiene que gustar mucho y a mí no me gusta la música que se hace ahora.

No le tienta el mundo pop.

No. No me gusta como se lleva ahora la «vocalidad», el poco uso del instrumento de la voz. Ya no hay los cantantes de antes.

No se ve en Operación Triunfo.

No. Además, ya tendría edad para ser profesora.

«Me gustan mucho Silvio Rodríguez y Franco Battiato, pero en mi voz suenan fatal. Horrible. No se puede comparar. Silvio es Silvio y no es imitable»

¿Ópera o zarzuela?

Es muy difícil esa pregunta. La zarzuela la siento muy mía. Al principio decía: «No me gusta la zarzuela». ¿Por qué? Porque es dificilísima de cantar. Tienes que tener en cuenta muchas cosas dentro de la interpretación: el texto, el estilo y que estés siempre dentro del carácter español .

¿Y qué es el carácter español?

Una fusión especial que tienes que tener con las letras que estás cantando. Que tienen que ser algo machistas .

¿Tienen que ser?

Son mujeres de carácter fuerte para aguantar el machismo que hay en la zarzuela. Muchas veces no me siento representada con mis personajes.

¿Habría que reinventar la zarzuela? ¿Hacerla más inclusiva?

Yo no soy directora de escena, pero sí me gustaría ver cómo atraen la ópera y la zarzuela a la actualidad. Al empoderamiento que tenemos las mujeres y cómo se ve el carácter de lo que está pasando en « Las bodas de Fígaro » o en Aída. No me siento identificada con ella. Se le podría dar un giro y ponerla un poquito más contemporánea. Casi siempre las mujeres están subyugadas al hombre, que además ha matado a tu pueblo y ha violado a todas las mujeres. Y luego tú te enamoras de él aunque se haya ido con otra.

Y usted se rebela.

Conmigo sí. Con mi personaje soy fiel. Ahora vamos a hacer «La flauta mágica» en Córdoba y soy una de las primeras damas. Es una ópera bastante machista.

¿Es más cantante o más actriz?

Cantante y actriz es lo mismo. Yo interpreto con mi voz y con mi cuerpo. Somos un poquito más grandes en el gesto para que en el teatro se nos vea con visibilidad. Soy actriz. Intento entender qué le está pasando a ella. Interpretar lo que se escribió.

¿En qué papel se siente divina de la muerte?

Me siento muy bien cantando Mimí, de Puccini , o Tosca. Me siento muy identificada con la escritura. Para mí, como anillo al dedo, es Verdi . A los dos días está totalmente integrado en mi cuerpo y en mi fiato de aire.

¿Qué tiene de diva?

Yo creo que poco. Me gusta arreglarme. Cuidarme mucho. Tener disciplina en el sueño y con la comida para estar con el instrumento lo mejor posible. Intento andar mucho. No bebo, ni fumo, ni tomo cosas picantes ni lácteos.

Lleva una vida espartana.

No. Llevo una vida muy bonita y feliz. Es el sacrificio que he decidido tener y me encanta mi vida.

El tenor Pablo García López declaró a ABC Córdoba: «Lo quiero todo perfecto». ¿Y usted?

Yo quiero cantar siempre bello. Quiero ser poderosa . Transmitir lo que siento en la música. Quiero crear mi propio fraseo dentro de la interpretación. Es un poder grande hacer lo que quieres con tu cuerpo y emitirlo con ese color y esa capacidad que tantos años llevamos estudiando. Es muy potente esa energía. Engancha.

¿La confianza es su mejor arma?

El trabajo. La serenidad. Los pies en la tierra. La paciencia. Siempre me comparo con un deportista.

¿Cuántas horas hay detrás de su talento?

Incontables.

¿Y cuál es el último disco que ha sumado a su discoteca?

Ahora estoy con Gustav Mahler .

¿Solo de ópera vive Tavira?

Pues no. Me gusta muchísimo Silvio Rodríguez y soy híper mega fan de Franco Battiato . Y me van a matar, pero son gente que no canta bien. Aunque su capacidad de palabra es impresionante.

¿Cómo suena Silvio Rodríguez en la garganta de Lucía Tavira?

Fatal. Horrible. No se puede comparar. Silvio es Silvio y no es imitable.

¿Quien canta su mal espanta?

Sí. Cuando estoy de descanso, al tercer día ya estoy triste. Estás deseando volver a cantar. Este camino que hemos elegido es nuestra vida. Es una sensación de placer y coordinación. Conexión total con tu energía y la respiración.

«Mi mejor arma es el trabajo, la serenidad, los pies en la tierra, la paciencia. Siempre comparo mi trabajo con el que realiza una deportista»

No hay otra cosa igual. No hay un solo antecedente familiar de Lucía Tavira en el mundo de la ópera. Ni de la zarzuela. Ni de la clásica. Ni de cualquier otro género musical. Su vocación brotó por puro azar. Cantaba, pintaba y bailaba como otras miles de niñas a su edad. De hecho, se matriculó en piano y amagó con decantarse por Bellas Artes. Pero no fue hasta su participación en el coro Ziryab cuando despuntó con sus cualidades vocales. A los 19 años se matriculó en el Conservatorio, especialidad de canto, y desde entonces ha puesto rumbo a un universo, el de la lírica, que ya forma parte medular de su vida.

En el escenario, ¿se crece o se congela?

¡Buah! Me crezco. Soy el doble o el triple. Estoy como pez en el agua. Es para lo que entreno y sueño. Y allí vuelas.

En 2019 ha logrado dos premios. ¿Qué se llevará para la vitrina en 2020?

Este año no me voy a presentar a más premios. Es hora de centrarme y consolidarme como una cantante a la que tienen que darle una oportunidad. No hay sopranos líricas en España. Gracias al palmarés que he conseguido, voy a intentar meterme en el circuito artístico en España . Y va a pasar.

¿Dónde se ve?

En muchos teatros.

¿Cuál le hace ilusión?

Cantar en el Liceo de Barcelona . Allí hay hueco para cantantes jóvenes que tenemos un futuro para el canto. Lo veo en unos años.

¿En qué soprano se mira?

Soy fan de María Callas. Intento escuchar sopranos de mi tipología de voz. Me gusta mucho Aprile Millo, Anna Netrebko o Pilar Lorengar. Intento ver versiones de voces como la mía y sacar lo mejor de ellas.

¿Alguna liturgia en las actuaciones?

Soy bastante normal. Me gusta estar descansada y tener buen rollo con los compañeros. En el camerino intento tener comida. Fruta, café e infusiones de jengibre.

¿Miedo escénico?

Nunca lo he tenido. Solo cuando no he dominado el instrumento. Me preparo para ello. En mi casa, visualizo las dos mil personas del teatro.

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