La Junta de Andalucía rebaja las exigencias de las ayudas del arroz para paliar los efectos de la sequía

Entre las excepciones aprobadas por el Gobierno andaluz para la campaña de 2023 destaca la no imposición de penalizaciones a los agricultores con una superficie comprometida mayor de 30 hectáreas que, como consecuencia de la falta de agua, no puedan cumplir con la obligación de inundar en mosaico hasta el día 15 de diciembre al menos un tercio de la extensión a la que se aplica la subvención.

Tampoco se penalizará a quienes no nivelen con láser la totalidad de la superficie comprometida, siempre y cuando realicen esta práctica, por lo menos, en la extensión sembrada de arroz.

Por otro lado, en esta campaña se permite también que el centeno, el guisante, el haba, el altramuz blanco, el garbanzo, la veza, los yeros, el cártamo y la mostaza de la variedad etíope se consideren cultivos no elegibles pero válidos para acreditar que, como exigen las bases reguladoras, se ha sembrado en la superficie comprometida.

El Gobierno andaluz defiende que da respuesta así a la preocupación trasladada por el sector arrocero andaluz, que habitualmente se acoge a esta subvención del Programa de Desarrollo Rural (PDR). Con esta iniciativa, se respalda a los titulares de un gran número de explotaciones que, por la sequía, se ven a abocados a no sembrar en ninguna de sus parcelas o a hacerlo en menor grado del que le exigen los compromisos de la ayuda agroambiental.

La falta de agua existente en la presente campaña ha provocado una reducción de la dotación del riego que puede conllevar una bajada de la siembra de arroz de alrededor del 88%. Concretamente, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, dependiente del Gobierno central, ha acordado una dotación de agua de 1.183 metros cúbicos por hectárea para este cultivo, cantidad que supone aproximadamente una décima parte de las necesidades habituales del sector. En el caso de la comarca gaditana de la Janda, el agua disponible para el riego de arroz ronda el 15% de las necesidades habituales en otras campañas.

Por su parte, la modificación de la exigencia ligada al nivelado con láser responde a la apuesta del campo andaluz por la sostenibilidad económica y ambiental. El hecho de llevar a cabo esta práctica en cultivos válidos no elegibles supondría un gasto innecesario para el agricultor y un aumento injustificado de las emisiones de CO2 a la atmósfera.