Hasta que el vehículo eléctrico alcance su pleno desarrollo, el gas natural es una de las alternativas más maduras para lograr una movilidad sostenible. Se trata de una solución económica y ecológica, con una tecnología que ya está disponible y no requiere cambios de hábitos en el usuario. A medio y largo plazo, el desarrollo de procesos innovadores para generar gas renovable de forma masiva y eficiente contribuirá al cambio de paradigma en el modelo energético. El anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética sitúa a los gases renovables —biometano e hidrógeno— como uno de los vectores de desarrollo de presente y futuro. En este documento se habilita al Gobierno a aprobar mecanismos de apoyo al biometano, que permitan su inyección en la red de gas. También destaca que el uso del biometano como combustible para vehículos ligeros y pesados evita la emisión directa de dióxido de carbono.
Nedgia –distribuidora de gas natural del grupo Naturgy– es un actor clave en el impulso del gas renovable en España. Francisco Bueno, delegado de Gran Consumo de Negia Andalucía, considera que se trata de una de las soluciones viables para reducir las emisiones contaminantes y lograr un modelo energético limpio. Con esta fuente se puede atender la demanda de los hogares, la industria y, muy especialmente, la movilidad sostenible.
«Es un reto que merece la pena y para el que necesitamos la cooperación de todos los actores, como las empresas, los organismos que hacen I+D+i, las administraciones y los clientes». A juicio de Bueno, con la tecnología madura de digestión anaerobia, hay potencial para que en torno al 15% del consumo de gas natural proceda de fuentes renovables, y a futuro, con otra tecnología, este porcentaje de energía inagotable con emisiones nulas de CO2 puede incrementarse exponencialmente.
«Es totalmente intercambiable por el gas natural, por lo que puede distribuirse a través de los más de 87.000 kilómetros de redes que conforman el sistema gasista español». El Parque Tecnológico de Valdemingómez, donde se concentran los residuos urbanos que genera la ciudad de Madrid, tiene plantas de biometanización y tratamiento de biogás que transforman los residuos orgánicos en una fuente de energía limpia. Los residuos urbanos son los que tienen mayor potencial para generar gas renovable a gran escala, pero con el tratamiento de las aguas residuales también se están desarrollando propuestas con recorrido.
Aqualia (filial de FCC) está liderando iniciativas pioneras como All-Gas, para el cultivo de microalgas en el proceso de depuración de aguas en la localidad gaditana de El Torno, que produce una biomasa que se convierte en una potente fuente para la generación de biometano. Está suministrando combustible 100% renovable a la flota de vehículos públicos de Chiclana.
Cada tecnología tiene su propio desafío. El tratamiento de los residuos (donde se obtiene el biogás en un proceso de digestión anaerobia) ya es totalmente viable, pero se trata de una fuente de generación atomizada y requiere reducir costes para que sea competitivo (en especial en las instalaciones pequeñas). Otras tecnologías, como la obtención de biogás a partir de biomasa o la generación de hidrógeno (con un proceso de electrolísis del agua para obtener este gas utilizando los excendentes de generación eléctrica en plantas renovables) son embrionarias y requieren inversiones para su desarrollo futuro.
El principal escollo para el despegue del gas renovable en España es la ausencia de un marco regulatorio. En Francia, a través de su política energética, se ha disparado el número de nuevas plantas que inyectan gas renovable en sus redes; «en España hay recursos suficientes, empresas, personal y experiencia; ahora es clave disponer de un Plan Nacional de Gas Renovable que dinamice todo el sector», indican las fuentes consultadas. Con una regulación similar a la de otros países europeos, España tiene potencial para poner en marcha a medio plazo entre 500 y 800 instalaciones para la obtención de gas renovable, creando en torno a 14.000 empleos directos e indirectos hasta el año 2030. Como la producción es local, se propicia el autoabastecimiento y reduce la dependencia energética externa; además de favorecer una gestión sostenible para los residuos urbanos, ganaderos y agrícolas.
¿Cómo perciben esta energía los ciudadanos? «Los consumidores industriales ven en el gas renovable un potencial altísimo para reducir su huella de carbono, pero es prioritario certificar el origen limpio de esta energía, pues de lo contrario optarán por otras alternativas», indica Bueno. También está constatado que hay clientes que estarían dispuestos a pagar un precio más alto por este gas si se garantiza su origen renovable.
Más «gasineras» para extender el uso de gas natural vehicular
NEDGIA lidera el proyecto europeo ECO-GATE, uno de los más ambiciosos en el mercado vehicular del gas natural y del gas renovable. Contempla la construcción de 21 «gasineras» con tecnologías y soluciones innovadoras en los corredores Atlántico y Mediterráneo de la red de carreteras de España, Francia, Alemania y Portugal. En España, las instalaciones se localizarán en Barcelona, Burgos, Madrid, Murcia, Salamanca, Irún, Tordesillas, La Junquera, Córdoba y Cartagena, entre otras ciudades. La Unión Europea aprobó financiar con 10 millones de euros esta iniciativa para el despliegue rápido y masivo de este combustible alternativo y superar la principal barrera a la que se enfrenta el sector, la escasez de infraestructuras de recarga. El gas renovable puede jugar un rol muy importante en la descarbonización del sector del transporte, uno de los mayores emisores de contaminantes locales y responsable de mala calidad del aire.
Para más informacion: https://www.nedgia.es/