En la actualidad, la preocupación por el cambio climático está impulsando toda clase de medidas de sostenibilidad energética, y las cooperativas agroalimentarias no están ajenas a esta realidad, enfrentando el desafío de optimizar recursos para reducir costos y para minimizar el impacto ambiental.
El principal objetivo del proyecto es concienciar a las cooperativas sobre el uso eficiente de la energía térmica
En esta línea, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha desarrollado un proyecto denominado ‘Optimización energética: asesoramiento y tutorización en instalaciones térmicas en cooperativas como industrias agroalimentarias’, que se enmarca en la Línea 4 para la Innovación y Competitividad Empresarial de la Economía Social, y que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
Su objetivo principal no es otro que el de concienciar a las cooperativas sobre el uso eficiente de la energía térmica, así como reducir el consumo energético procedente de las mismas y, en consecuencia, las emisiones de CO2 a la atmósfera, impulsando la transición energética en empresas de economía social.
Para ello se han efectuado auditorías energéticas sobre un total de 16 cooperativas de sectores como ganadería, frutas y hortalizas, olivar o vino. Estas evaluaciones previas son herramientas esenciales para analizar y evaluar el consumo energético de las instalaciones y procesos productivos, con las que se ha conseguido efectuar un diagnóstico personalizado de cada una de las empresas objeto de estudio y, como resultado, la generación de una serie de recomendaciones a implementar para un mejor rendimiento energético.

La transición energética en empresas de economía social es fundamental para mejorar su competitividad y posicionamiento en los mercados.
Además, se ha celebrado una webinar de impacto y sensibilización para potenciar, entre la comunidad de empresas de economía social, el uso optimizado de energía térmica y reducción del CO2.
Los beneficios para las cooperativas participantes son el ahorro económico directo, la disminución de las emisiones, la obtención de un diagnóstico térmico gratuito para la implantación de medidas correctoras y, derivada de todo ello, una mejora en la competitividad, en el desarrollo sostenible de las instalaciones y en el posicionamiento en los mercados.
En un contexto de cambio medioambiental y económico, este tipo de iniciativas son esenciales para garantizar un futuro próspero y sostenible para el sector agrario.
