Salvador Navarro: «Los diálogos te permiten definir al personaje sin tener que describirlo»

Asegura Navarro que le ha llevado cinco años hacer esta novela en la que la estructura tiene un papel primordial :«Le di muchas vueltas. Es un trabajo entre los límites de la ficción y la realidad. Quería hacer una novela sobre la creación de la ficción. Creé al propio escritor, que era, a su vez, mi protagonista».

Según este autor hay dos hilos narrativos: «Uno es el del escritor que narra en primera persona . Se trata de un relato sobre la codicia. El escritor se somete a un chantaje y lo acepta. Luego hay una narración en tercera persona que es omnisciente. Al final, él mismo narra la novela de la persona a la que está espiando».

Dice Navarro que «me encanta ese tipo de literatura que ofrece muchas piedrecitas para que el lector juegue y forme parte. No me gustan tanto las historias lineales. Yo necesito construir algo muy complejo pero que a la vez sea muy fácil de leer para el lector ».

Otra de las marcas de la casa de este autor es el abundante uso de los diálogos en sus novelas. «Me reconozco como un escritor muy dialoguista. Los diálogos te permiten definir al personaje sin tener que describirlo . Meto mucho diálogo porque eso facilita la lectura. Es un mensaje directo, nada barroco».

Curiosamente, y al igual que le pasa a Salvador Navarro, el escritor protagonista de su novela es un admirador de Jöel Dicker . «Mi protagonista, mi escritor, quiere escribir la Novela. Su referencia es Joël Dicker, y en concreto su obra “La verdad sobre el caso Harry Quebert”».

A partir de ahí, Salvador Navarro hace una novela sobre cómo se hace una novela:«Esta novela es un estudio de ficción desde que se te ocurre la historia y se crea la estructura hasta que entregas el manuscrito a la editorial. Luego vendrán la promoción, las reseñas, etc. Es una novela de suspense sobre cómo escribir una novela de acción».

Es por eso que elemento metaliterario es sumamente importante, al igual que ocurre en las novelas de Paul Auster. «La última novela de Joël Dicker —“La habitación 622”— es muy metaliteraria, pero me ha defraudado porque le falta poesía y metáfora. Yo leo los libros como lector y como escritor . Todo lo que he aprendido en estos años como escritor lo he plasmado en mi escritor-protagonista».

En ese juego de espejos el autor de «No te supe perder» afirma que «mi pretensión era que se diluyeran las fronteras entre la ficción y la realidad, que el lector confundiera qué es realidad y qué no lo es. Álex se convierte en el protagonista de la novela que está creando. Que el lector se plantee qué es verdad y qué no».

Por otra parte, desde que comenzó el confinamiento el pasado mes de marzo, Navarro reconoce que no ha parado de leer mucha novela negra. «Es más fácil crear adicción cuando hay un muerto que seguir. Yo reivindico aquí la narrativa psicológica, la de suspense. Por eso el lector tiene un papel muy activo». También ha leído en estos meses a escritores sevillanos como Daniel Blanco Parra o Juan Ramón Biedma , de los que alaba sus últimas novelas, al igual que la más reciente de Félix G. Modroño .

A modo de curiosidad, Salvador Navarro cuenta que hizo una encuesta en las redes sociales —donde es muy activo— en la que planteó quince frases sobre la novela. Al final la ganadora fue: «Una novela donde nadie es quien dijo ser» . Eso es muy significativo por cómo evoluciona la percepción de los personajes a medida que va avanzando la trama.

A nadie escapa que este escritor es un apasionado de la literatura americana contemporánea. «En mi último libro tengo pura admiración por Paul Auster y lo cito mucho. Todo está muy inventado en literatura. Auster siempre es un referente porque es una literatura muy directa y psicológica. Autores como Stephen King no me gustan tanto. Yo prefiero una literatura más sutil. En ese sentido, John Irving y Philip Roth son, por ejemplo, autores muy psicológicos.