Crítica de Danza
'La Pastoral' de Beethoven en un hermoso poema bailado
El Malandain Ballet Biarritz presentó en el teatro de la Maestranza la obra del coreógrafo Thierry Malandain

Si en sus tiempos el mismo Beethoven contrató a Anna Holtz como copista de sus obras , sin duda si hoy hubiera conocido a Thierry Malandain lo hubiera contratado como coreógrafo de su música.
El Malandain Ballet Biarritz presentó el ... domingo por la noche en una única función en el teatro Maestranza la coreografía de Thierry Malandain con la música de 'La Pastoral' de Beethoven , una obra creada en el marco del 250º cumpleaños de Ludwig van Beethoven y que fue una invitación de la Ópera de Bonn, villa natal del compositor a Malandain en 2019. Daba gusto ver el teatro casi lleno un domingo tarde, algo que ayuda mucho a recomponer nuestra vida post-pandemia.
Se abre el telón y aparece una esctructura tubular cortada en cuadrados donde van a bailar, sobre, tras, bajo y deslizándose, los veinte bailarines de la compañía. Van descalzos, no se distinguen a simple vista hombres y mujeres, llevan el mismo atuendo, una túnica gris oscura a modo de sobretodo.
El lenguaje neoclásico de Maladain va forjando alianzas entre los dúos, tríos o movimientos corales que se van desarrollando en este elemento tubular, que coarta a veces, intencionadamente, el movimiento de los bailarines. La música de Beethoven, sublime, parece imbricarse de forma natural con la coreografía.
El elemento tubular se iza sobre las cabezas de los bailarines, donde queda expuesto. La luz que ha sido muy fría, se transforma en algo más cálido, mientras el fondo del escenario pasa de negro a blanco, y sobre el tapiz aparecen nuevamente los bailarines, esta vez de blanco impoluto. Vienen los movimientos más populares de 'La Pastoral', esos que nos transportan, como era intención de Beehotven, a la Naturaleza. Se suceden los dúos, tríos, cuartetos. Los bailarines entran y salen. Hay portés, pasos clásicos, mientras bailan y preciso relevé sobre el tapiz . Un personaje principal , Lui interpretado brillantemente por Hugo Layer, sirve de nexo de unión entre algunos de los movimientos.
En algunos momentos hay claras influencias de la coreografía de 'L'aprés midi d'un faune' que realizara Nijinsky para Les Ballets Russes, y es que los bailarines se toman de las manos, subiendo las palmas hacia arriba, componiendo una procesión impactante con los gestos geométricos de Nijinsky, adaptandos por Malandain a su propio y limpio lenguaje coreográfico.
Esta obra de Malandain nos muestra un riquísimo lenguaje coreográfico , de la mano de un muy experto y entrenado elenco que lo interpreta con energía, sabiendo transmitir esa belleza que Malandain nos ofrece, a veces serena, a veces inquietante.
Es una obra que te reconcilia con la paz de la Naturaleza, como cuando en la estructura tubular pareces ver las raíces de los árboles en los pies de los bailarines, o cuando se conforman ramilletes florales humanos en la segunda parte que se van abriendo como pétalos de flores. Es una pieza llena de poesía.
Pero toda esta brillantez que nos ha entusiasmado en escena, no sucede por generación espontánea. Sucede porque el gobierno de una nación como Francia junto al de la ciudad de Biarritz, unidos por la Cultura, pidieron hace ya más de veinte años a Thierry Malandain que encabezara el proyecto de un Centro Coreográfico de Creación que generó, al año de funcionamiento, este Ballet considerado como uno de los mejores del país. A nosotros, que somos uno de los poquísimos países de Europa que no tiene ni un sólo teatro con compañía de Danza residente y propia , iniciativas como ésta nos parecen ciencia-ficción. Así nos va. Y eso que dicen que sabemos bailar, que si no...
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