Piragüismo
¿Qué pasó con... Álvaro López Espejo?
Dio sus primeras paladas en el Club Náutico, fue el segundo piragüista sevillano en unos Juegos Olímpicos (Múnich'72) tras su hermano Gerardo y se muestra feliz con el éxito de Tano García de la Borbolla y Pablo Martínez, clasificados para Tokio
Es el menor de una saga legendaria del piragüismo sevillano, los López Espejo, que también integran Gerardo y Sergio, sus dos hermanos. Álvaro (Sevilla, 1952) acudió a dos Mundiales, fue testigo directo del crecimiento del piragüismo español con las concentraciones que se realizaron en Bucarest ... a principios de los setenta y compitió en los Juegos de Múnich, en 1972, los del Septiembre Negro. Con 22 años decidió retirarse para labrarse un futuro y ha trabajado en una multinacional de construcción hasta su jubilación.
¿Quién lo introdujo en el piragüismo?
Mi hermano Gerardo fue el primero en hacer piragüismo y mi otro hermano, Sergio, que es el mediano, fue el que más me metió. Empecé el 20 de marzo de 1967. Fuimos los tres campeones de España. Tanto Gerardo como Sergio han sido palistas excepcionales.
Y ahora, ¿continúa haciendo deporte?
Hasta hace poco he seguido practicando, pero ahora estoy convaleciente de una operación. En el 74 decidí retirarme porque si el piragüismo es hoy un deporte minoritario, en aquella época más todavía. No veía futuro, y aunque mi vida ha estado muy bien, quizá me equivoqué porque después mis compañeros siguieron y llegaron a ser campeones del mundo y subcampeones olímpicos. Y aquello tenía mucho mérito porque las potencias del Este disponían de una infraestructura muy superior a la nuestra y era muy difícil. Eso lo vivimos cuando estuvimos entrenándonos en el lago Snagov, en 1972.
¿Cómo fueron las concentraciones del equipo español en Rumanía?
El primer año fuimos un grupo de veintitantos piragüistas y al siguiente pasamos seis meses y vimos ya la infraestructura real que tenían, con médicos a pie de pista. Allí nos dimos cuenta de que para hacer algo en este mundo teníamos que ser profesionales.

¿De los Juegos de Múnich del 72 tiene un bonito recuerdo?
Claro, eso es inolvidable. Son vivencias de las que no te das cuenta en el momento y posteriormente le das la importancia que tenían, lo difícil que era llegar a eso.
Quizá se le da más valor conforme pasa el tiempo, ¿verdad?
Cuando Herminio Menéndez llegó a su pueblo, lo recibió el alcalde. Yo, en cambio, llegué en tren a la antigua estación de Cádiz después de seis meses fuera con tres o cuatro maletas, cinco o seis palas y cuatro o cinco bolsas. Cogí un taxi y me fui a casa. El Club Náutico sí que me lo reconoció e invitó a mis padres a una cena, pero de las demás instituciones de aquí... ni flores. Después nos han hecho más homenajes que en el momento que regresé.
¿Sevilla es por tradición e historia más kayakista que canoísta?
Por tradición, sí. Por ejemplo, nosotros somos hermanos y todos kayakistas, igual que Fernando Fuentes y también está Javier Reja, que ha sido paralímpico en piragua. Por el Mercantil, Javier Álvarez, Francisco Leal y Susana Torrejón a los que entrené, kayakistas; y por el Labradores, está Beatriz Manchón y Paco Barea, que sí es canoísta... aunque ahora habrá dos más.
Tano García de la Borbolla y Pablo Martínez.
Los estuve viendo en el Club. Disfruté, me emocioné y todavía me emociono cuando lo recuerdo. Son dos chavales para comérselos. Con Pablo he jugado al pádel, es un tío encantador y me he alegrado un montón de que sean los dos primeros canoístas que van a unos Juegos Olímpicos en un barco cien por cien del Club Náutico.
¿Qué consejo les daría de cara a los Juegos?
Tienen que tener la mentalidad de ir por lo máximo. Y lo máximo es el oro. Son muy jóvenes, pero tienen carácter ganador. Y luego, que venga lo que venga, porque sea lo que sea será un gran premio para ellos.
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