Bajo el sol, nada de perfumes

Las sustancias químicas presentes en los perfumes pueden provocar manchas e incluso quemaduras

Los perfumes, al igual que los cosméticos, son grandes aliados en casi todas las ocasiones… menos en la playa. El sol no se lleva nada bien con los productos químicos, por muy respetuosos que sean los maquillajes, coloretes o sombras que utilicemos. Y en el caso de los perfumes, el contacto con el sol puede ser muy perjudicial para la piel.

Ante los rayos UV hay sustancias -presentes en los cosméticos en general, pero especialmente en los perfumes-, que producen en la piel reacciones muy negativas. El alcohol, la bergamota o el almizcle causan lo que se denomina una reacción fototóxica. Si ésta es leve, las consecuencias no pasarán de las típicas manchas en la piel, muy molestas, por cierto. Pero si la exposición al sol es abusiva y no tomas suficientes medidas, puedes sufrir una quemadura solar.

En este sentido, es necesario extremar las precauciones, porque a veces nos cambiamos de ropa y nos vamos a la playa con la protección solar aplicada… ¡Pero ojo!: los restos de perfume siguen presentes en la piel. Esto es algo de lo que no solemos darnos cuenta, como sucede con los cosméticos (colorete, máscara de pestañas…).

Humedece una toalla con agua y refresca las zonas en las que suelas aplicarte el perfume

En estos casos -si no quieres darte una ducha, o tienes prisa por disfrutar de las olas- antes de ponerte el bañador y salir de casa, humedece una toalla con agua y refréscate, cuello, pecho, brazos, muñecas y otras zonas del cuerpo sobre las que suelas aplicarte el perfume para así eliminar los restos que pueda haber.

Vamos a abordar otro supuesto: ¡eres tan coqueta que no quieres prescindir de tu perfume ni siquiera en la playa! Elige entonces zonas del cuerpo que no van a estar directamente expuestas al sol, o bien aplica un poco sobre la ropa -camisetas, pareos…-, o vaporízalo sobre el pelo. Pero siempre, sin abusar. También hay en el mercado perfumes especiales para el cabello, pero si eres fiel a tu aroma de siempre y no quieres cambiar, puedes aplicar un poco a la altura de la sien, o utilizar este truco: perfumar la felpa, turbante o pañuelo con el que suelas recogerte el pelo.

Aunque también puedes decantarte por la opción más sana. Prescindir durante unas horas de los olores artificiales y dejar que te perfumen el aire y el salitre del mar.

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