Párpados caídos, bolsas y ojeras pronunciadas son algunos de los rasgos típicos que van apareciendo con el paso de los años en nuestro rostro. Como resultado, nuestra mirada se vuelve triste, como con una apariencia de cansancio permanente, e incluso, en ocasiones, interfiriendo en la visión. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es inevitable?
«Con el paso del tiempo aumenta la cantidad de la piel sobrante en los párpados superiores, a la vez que se afina y se debilita la piel en los inferiores y empiezan producirse las bolsas y ojeras». Nos lo explica el Dr. Bartosz Kosmecki, especialista en medicina estética y antienvejecimiento, experto universitario en dermatología, licenciado en medicina y cirugía y director médico de las Clínicas Verkomed (Sevilla).
Se trata de un problema que afecta a una buena parte de la población, tanto hombres como mujeres, y que se corrige mediante blefaroplastia o cirugía de párpados. Es un tratamiento que «consigue rejuvenecer la mirada y abrirla retirando ese exceso de piel de los párpados», explica el Dr. Kosmecki.
Si bien muchos pueden mostrarse reticentes a pasar por quirófano para rejuvenecer esa mirada entristecida por el paso de los años, conviene saber que hay una alternativa: la blefaroplastia sin cirugía. Sin sangrado, sin ingreso hospitalario, sin cicatrices ni incómodos postoperatorios.
En este artículo descubrimos más sobre esta técnica no invasiva de la mano del especialista y director de médico de las Clínicas Verkomed, que reciben a pacientes de todo el país y son referente en Andalucía en el uso de la blefaroplastia sin cirugía.
Blefaroplastica sin cirugía vs. con cirugía
La eliminación de «ojos caídos» sin cirugía es un tratamiento «totalmente ambulatorio» que, mediante la aplicación de anestesia local, consigue eliminar el exceso de piel sobrante en los párpados mediante un dispositivo láser «vaporizador». El cambio se aprecia de inmediato, ya que «esta técnica es más precisa que cualquiera utilizada hasta ahora», según señala el director médico de las Clínicas Verkomed. De este modo, se evita la posibilidad de asimetrías o cambios exagerados «como podría pasar con el uso de otras técnicas».
Según el especialista, «la ventaja más grande es el rejuvenecimiento cutáneo de la zona periocular». Los pacientes Y es que, en el caso de blefaroplastia quirúrgica los pacientes mantienen la misma calidad de la piel antes y después del tratamiento, cuando en el caso de la técnica sin cirugía que se aplica en las clínicas Verkomed «la piel rejuvenece, queda más gruesa, más brillante y más firme que antes».
¿Quienes se pueden someterse a ella?
No todos los pacientes son candidatos ideales para esta intervención no invasiva. «Muchas veces a mi consulta acuden pacientes que quieren realizarse la blefaroplastia láser y tengo que desaconsejarlo». Según cuenta, a veces se trata de casos de «exceso de piel o bolsa tan grandes que los resultados de tratamiento láser serían insuficientes».
Pero, en otras ocasiones son pacientes que «aún no necesitan tratamientos más ablativos como el láser y simplemente con algunas inyecciones (ácido hialurónico, colágeno, toxina botulínica etc.) pueden conseguir buenos resultados sin necesidad de limitar su vida social», señala el Dr. Kosmecki.
En los casos más graves es necesario acudir a la combinación de la técnica quirúrgica y láser o combinarla con rellenos dérmicos
En los casos más graves «es necesario acudir a la combinación de la técnica quirúrgica y láser o combinarla con rellenos dérmicos para las ojeras o factores de crecimiento para conseguir resultados del 100% satisfactorios», afirma el especialista. De esta manera, según Kosmecki, el postoperatorio (10-14 días) será común para los dos tratamientos y los resultados, superiores a las blefaroplastias clásicas.
«En nuestras clínicas, a parte de la unidad de Medicina Estética (blefaroplastia láser) y Cirugía Plástica (blefaroplastia quirúrgica), hemos formado la unidad ojo que se ocupa para todos los pacientes que necesitan protocolos mezclados», explica el director médico de las Clínicas Verkomed.
Blefaroplastia sin cirugía, paso a paso
«Nosotros tenemos como premisa siempre realizar los tratamientos de tal forma que sean lo menos fastidiosos posible para nuestros pacientes», subraya el Dr. Kosmecki. Por eso, en las Clínicas Verkomed el tratamiento empieza con la aplicación de una crema anestésica. Seguidamente se utiliza anestésico local, «similar al que se utilizan los dentistas», explica, aunque su aplicación ya no es apreciable gracias a la previa anestesia tópica.
Una vez anestesiada la zona se realizan las «retracciones» de la piel. El tratamiento dura aproximadamente entre una hora y media y dos horas, tras lo cual, el paciente directamente se va a casa con unas costras en la zona tratada (párpados, bolsas o ambos). «Es una técnica que necesita mucha práctica ya que en cada párpado se aplica más de mil “disparos” de láser», indica el Dr. Bartosz Kosmecki.
¿Cómo es el postoperatorio?
La blefaroplastia sin cirugía requiere un tiempo de recuperación con el fin de que se regenere de la piel tratada y caída de las postillas o costras provocadas por el láser. Así, las costras que aparecen en las zonas tratadas suelen tardar entre 7-12 días en desaparecer, mientras que las rojeces de la piel producidas por el tratamiento pueden tardar hasta un mes en disiparse.
«Una vez que se caen las costras (en estas 2 semanas, aproximadamente) el paciente puede volver a su vida diaria, ya que la zona tratada se puede maquillar y se pueden aplicar cremas que disimulan la coloración (rosácea) de la piel nueva», explica el director médico de las Clínicas Verkomed.
En cuanto a los resultados, el especialista asegura que se aprecian «desde el primer momento». Aunque lo cierto es que al principio el efecto puede quedar en un segundo plano debido a la presencia de las costras efecto y a la reacción inflamatoria de la piel alrededor de los ojos. Pero, según nos explica, ambas secuelas van desapareciendo poco a poco hasta dejar al descubierto el buen resultado del tratamiento.
¿Quedará natural?
Según el Dr. Kosmecki son muchos los quue manifiestan su miedo a la «anti-naturalidad» de los resultados. Él lo achaca a la mala fama que a veces tiene la cirugía estética como consecuencia del trabajo de algunos profesionales con poca experiencia o que carecen de «ese gusto por lo natural en los resultados».
Hablamos de labios abultados, cejas demasiado levantadas o pómulos exageradamente hinchados. «Los tratamientos de Medicina Estética no pueden modificar la cara demasiado, tienen que sacar el partido del rostro del paciente, hacerlo más descansado, más joven y nunca cambiarlo o modificarlo», señala Bartosz Kosmecki.