YouTube nos descubre una joya de la historia de la cosmética: cómo se preparaba el maquillaje compacto en los años 50
Como si de una alquimista medieval se tratara, una mujer mezcla sobre un mostrador diferentes cantidades meticulosamente medidas de pigmentos en polvo. Primero, rojo; luego, lila; después, verde, y un tono maquillaje al final. Todo, bajo la atenta mirada de una mujer que hace las veces de clienta. Tras unos movimientos certeros con la paleta, la mezcla da lugar a algo que se parece a unos polvos sueltos de maquillaje. Falta aplicar la tecnología: una rudimentaria máquina de prensado que nos recuerda a una cafetera le da el acabado final a lo que definitivamente resultan ser unos polvos compactos.
Así se elaboraban los polvos compactos de maquillaje en 1958 en la firma Charles of the Rich, famosa por su línea de perfumes, que acabaría adquiriendo la marca Revlon, así como por haberse fusionado posteriormente con marcas como Yves Saint Laurent y Lanvin.
Como podrás adivinar, la mezcla de colores respondía a las necesidades de coloración que se observaban en el tipo de piel de la clienta, que podía contemplar el espectáculo en directo que suponía la creación de este cosmético personalizado. El verde para atenuar rojeces, el lila para los tonos verdes, el rojo para los azulados… La mezcla resultante debía adaptarse a la perfección al cutis de la clienta.
Se trata del spot con el que la firma Charles of the Rich, fundada por Charles Jundt, peluquero del hotel Ritz de Nueva York, promocionaba a finales de los años 50 sus polvos compactos con tonos personalizados para cada clienta. Era lo que denominaban «Ritz Individual Powder Blending Service», un exclusivo servicio cuya experiencia podía compararse con la de elegir una joya en Tiffany, ya que permitía a la clienta, además de llevarse un cosmético totalmente personalizado, disfrutar de unos minutos de arte en directo.
Según las palabras del narrador del anuncio, «la preparación de un cosmético es un arte químico que intrigaría a cualquier científico». Y, aun visto hoy en día, no es para menos. ¿Te imaginas a las dependientas de cualquier gran cadena de perfumerías elaborando con esta técnica tu maquillaje compacto?