La cantante sevillana estuvo en el podcast 'Estirando el chicle' y confesó cómo fueron sus inicios en el mundo de la música
Pastora Soler, una de las voces más queridas de España, ha abierto su corazón para hablar de la dura etapa en los inicios de su carrera musical. Invitada en el podcast Estirando el chicle, la cantante recordó cómo, desde muy joven, tuvo que enfrentarse a las exigencias de la industria que, lejos de valorar su talento, trataba de moldearla bajo estándares estrictos y superficialmente estéticos. “Todo eso al final pasa factura”, confesó Pastora, añadiendo detalles que dejaron sorprendidas a las presentadoras del programa.
Presiones desde los 14 años
Pastora Soler, cuyo verdadero nombre es Pilar, compartió cómo un productor influyó drásticamente en sus inicios, tomándola bajo su control cuando apenas tenía 14 años. “Estaba totalmente dirigida, con el típico productor que te coge, que viene a Sevilla y me conoce”, explicó, relatando cómo desde el principio le impusieron una imagen y la forzaron a adoptar decisiones estéticas que no compartía. La cantante sevillana confesó que, debido a su constitución física, el productor insistía en que llevara un corsé apretado para que se ajustara a una figura idealizada. “Yo estaba gordita, y me ponían un corsé apretado… Son una serie de cosas que, al final, pasan factura”, dijo Pastora Soler, visiblemente emocionada.
La artista también explicó que, desde un primer momento, el productor la empujó a tener un nombre artístico, sin darle voz en esa decisión. Fue así como nació “Pastora Soler”, un nombre que ella misma no había elegido: “No, no, yo no me lo puse. Yo me llamo Pilar y no me hubiera cambiado de nombre”, confesó. Sin embargo, se vio obligada a asumir ese nombre para continuar con su carrera, un sacrificio que muestra la falta de libertad y autonomía con la que empezó su trayectoria.
Las imposiciones físicas y su rechazo a operarse
Durante la charla, Soler también reveló que el productor llegó a presionarla para que se operara la nariz, algo que ella rechazó de inmediato. “Mi nariz es mi nariz, tiene una forma que me define. Mi nariz es como una ‘pollita’, con una rayita en medio”, dijo. Sin embargo, a pesar de su firmeza en mantener su identidad, la presión era constante.
Recordó cómo le inspiraban artistas como Barbra Streisand, una cantante que también desafió las normas de belleza de su tiempo para demostrar que el talento está por encima de cualquier estándar físico. “Mira a Barbra Streisand, ¡qué nariz y cómo canta esa mujer!”, exclamó, dejando claro que su decisión de mantenerse no ha influido en su carrera.
