Sevilla vive la no Feria de Abril 2021 con nostalgia, pena, desilusión e incertidumbre. Y aunque se han cancelado la mayoría de las actividades alternativas que se habían planteado para estas fechas (desfiles, fiestas privadas, conciertos, etc) las exposiciones de moda flamenca sí que han seguido adelante. Dos de ellas, fotográficas, ya se pueden ver por las calles del centro de Sevilla y también en la plaza del Altozano. Este viernes 16 de abril y hasta el 2 de mayo podrá visitarse en el Ayuntamiento de Sevilla (previa inscripción en la web del Consistorio) la muestra, «La evolución del traje de flamenca».
Organizada por la asociación Mof & Art, presidida por la diseñadora PIlar Vera, esta muestra es una de las citas más interesantes y completas para amantes de la moda flamenca. Y también para los que no lo son, pero aprecian la cultura andaluza y la historia de nuestra tierra. A través del traje y sus cambios, década a década, asistimos al mismo cambio y devenir en la propia Feria de Abril y en las tendencias de la moda de calle influidas por el momento económico-social que se vivía. Este exhaustivo trabajo realizado por Mof & Art merece la oportunidad de convertirse en una exposición permanente en la ciudad de Sevilla donde la moda flamenca es un verdadero reclamo turístico y cultural.
«El denominado traje de flamenca, de sevillana o de gitana, nace a mediados del siglo XIX, siendo en su origen un atuendo con reminiscencias del vestido de maja del siglo XVIII, popularizado por Francisco de Goya en sus retratos y cartones para tapices. El atuendo que usaban las gitanas y campesinas para acudir a la feria era cómodo y ligero para poder realizar las tareas y acomodarse a los largos viajes de su vida nómada, así como para ejecutar los bailes y danzas que desde un principio acompañaron a estos festejos», explican en la exposición.
La consolidación del traje de flamenca tuvo lugar entre 1870 y 1909, periodo en el que el traje de maja evolucionó hacia el de flamenca con esos volantes que han llegado hasta hoy y que constituyen una de sus señas de identidad más representativas. «Fueron las señoras de la burguesía las que, fascinadas por la belleza y la gracia de este singular atuendo, empezaron a encargar sus propios vestidos para acudir al Real, que cada vez se postulaba más como un festejo popular. La Exposición Iberoamericana, celebrada Sevilla entre 1929 y 1930, marcó un punto de inflexión en cuanto a la incorporación de este vestido por las clases altas».
En esta muestra podemos apreciar las sucesivas e interesantes transformaciones del traje de flamenca a lo largo de más de siglo y medio, siendo el diseño su característica principal. Cambios en los tipos de volantes, en el largo de las faldas, subida y bajada del talle, los tipos de mangas y mucho más.
Además de los trajes de flamenca que recrean los de cada época, en esta muestra encontramos una serie de batas de cola de algunos de los diseñadores de la asociación. Entre ellas, dos del conocido modisto Justo Salao, una que lució Lola Flores durante la Expo 92 y otra vestida por Estrella Morente en dos conciertos). También se pueden apreciar antigüedades de castañuelas, sombreros, mantillas, panderetas, etc. Esta restrospectiva es el resultado del trabajo de investigación realizado por Mof & Art estudiando la documentación fotográfica y pictórica relativa a la feria y su indumentaria, el traje de flamenca.
Primeros años del traje de flamenca
De mediados del s.XIX hasta la década de 1900 vivimos el estreno de la feria ganadera de Sevilla (1848) en la que también habrá tenderetes, casetillas y puestos. Las gitanas ataviadas a la zíngara pasean por la feria vendiendo flores o paseando en su borrico. Según vemos en la exposición el tipo de traje cuenta con una falda de amplio vuelo con uno o dos volantes, flores, pañuelo y sus aretes o pendientes imitando corales. Las burguesas comienzan a asistir a esta feria con los mantones de Manila, pendientes de oro y corales, peinas de carey y mantillas de sus ajuares.
Dos mundos que, ahora que sabemos el resultado del traje de flamenca actual, acabarán por unirse irremediablemente para crear el traje regional único que conocemos hoy y que es fruto de influencias de diferentes culturas, clases sociales y tradiciones.
El traje de flamenca de los años 20
Aquella humilde bata de percal comienza a convertirse en algo más especial y creativo. Entran en juego organzas, organdí y batistas para el traje y peinetas, mantillas, flores y mantón de Manila para completar el traje. Los pendientes siguen siendo los que usa la mujer en ocasiones especiales, no pensado específicamente para la Feria de Abril.
La flamenca de los años 30
Las mujeres de la burguesía y la nobleza copian y se inspiran en lo que ven en los cafés de artistas para ir desarrollando su atuendo para la feria. Entre las claves de los trajes de flamenca de la época: percal, lino, voila de algodón, volantes con cintillas, madroños, encajes de bolillos… El traje de flamenca ya se ha democratizado y toda la sociedad lo luce.
Trajes de flamenca de los años 40
España viene de vivir su Guerra Civil y Sevilla quiere recuperar su feria suspendida durante tres años. La flamenca de la posguerra viste con económicos percales y algodones, trajes sencillos que se cosen en casa. El complemento comienza a tener protagonismo al ser elegido ya para vestir de flamenca. En esta década, el plástico se convierte en la base de pendientes, pulseras, peinecillos y collares.
Y llegaron los años 50
La Feria de Abril cumple 100 años y comienza a vivir una época de esplendor y alegría. Las casetas se decoran con mimo, los carruajes circulan por sus calles y el color inunda cada rincón. El traje de flamenca regresa con fuerza a los volantes y apuesta por el organdí almidonado y bonitas enaguas de tira bordada.
¿Cómo es la flamenca de los 60?
España se convierte en un icono cultural. Toros, flamenco y la mujer de flamenca que se exportan y nuevos aires de modernidad que llegan desde fuera. Mujeres iconos de la moda y el estilo de la época visitan España y se enamoran de nuestras tradiciones, de estos años son las fotos de Grace Kelly, Jackie Kennedy, Ava Gardner o Rita Hayworth vestidas de flamenca, con mantillas, asistiendo a los toros, etc.
El traje de flamenca de los años sesenta se renueva y sufre uno de sus grandes cambios al cortarse por la rodilla. Incluye los volantes de capa que aportan cierto volumen y movimiento y atrevidas enaguas de colores.
Trajes de flamenca en los 70
La Feria se traslada hacia Los Remedios y la flamenca también cambia, ahora más estilizada y ajustada que nunca. Los vestidos y los flecos de los mantones se alargan hasta el suelo de nuevo y las mangas también hasta la muñeca.
La moda flamenca ochentera
Según explican en la exposición, la inspiración de la moda flamenca de los años 80 vuelve la mirada hacia atrás. Vemos vestidos de dos o tres volantes cortados al hilo con grandes mangas de vuelo. Cambian también los tejidos, aparece el tergal y los encajes de bolillos sintéticos de colores viven su gran auge. Los complementos comienzan poco a poco a ganar protagonismo con nuevos materiales, pero aún esperan su gran momento.
Trajes de flamenca en los años 90
La imaginación dentro del traje flamenca continua dentro de un proceso imparable. Las faldas pierden vuelo y el talle se alarga hasta las rodillas, de este modo la silueta cambia sustancialmente. En cuanto a tejidos, el georgette, crochet y las gasas llegan con fuerza para quedarse. Pendientes y peinas se decoran con pequeños trozos de minerales, porcelanas, etc.
La moda internacional busca en nuestro traje regional inspiración y grandes firmas como Jean Paul Gaultier o Dolce & Gabbana se inspiran en la moda flamenca. Además en esta década surge la primera pasarela profesional de moda flamenca, SIMOF que sigue siendo a día de hoy referencia en todo el mundo por la singularidad de nuestro traje.
La llegada de los 2000
La moda flamenca se convierte en una realidad como sector gracias al impulso de la pasarela y la profesionalización de sus firmas. De antiguos talleres artesanos se pasa a diseñadores de moda flamenca con estilo propio y se crea una industria como tal. Aparecen las primeras tiendas especializadas, hay colecciones cada año, tendencias y se comienza a oír eso de ‘lo que se lleva este año es…’.
El traje de flamenca se mezcla como nunca con la moda de calle. Vemos asimetrías en los cuerpos, conjuntos de blusa y falda y muchas otras transformaciones que no olvidan la raíz del traje. Como en la moda tradicional, se usa todo tipo de tejidos y los complementos pasan a ser fundamentales para la mujer que se viste de flamenca. Los materiales son de más calidad cada vez, cristales, piedras semipreciosas, metal dorado, flores y mucha imaginación. Lo mismo ocurre con los mantoncillos que pasan de ser de crespón fino a diversos modelos bordados en seda, plumeti, etc.
La flamenca del 2010 en adelante
Cada diseñador marca su estilo propio y el mercado se abre a muchas y diferentes posibilidades para las clientas. La crisis de 2008 golpea con fuerza al sector de la moda flamenca que sobrevive gracias a la pasión de las sevillanas y andaluzas por su traje regional. Según Pilar Vera, casi todos los trajes que podemos ver en la muestra podríamos llevarlos actualmente (con algunas excepciones), ejemplo perfecto de la mezcla de tendencias de la flamenca actual que pasa más por una cuestión de personalidad y estilo propio, tanto de quién lo lleva como de quién lo diseña.
Se multiplican las pasarelas (Jerez, Andújar, Almonte, Málaga, Granada, etc), entran en juego la información digital, las redes sociales y las influencers para llevar el traje de flamenca a cualquier rincón del mundo. En esta sección encontraremos también el último traje que lució la Duquesa de Alba, un diseño de Pilar Vera con el que se fotografió para la revista Hola.
Mantón de Manila
«Un capítulo aparte son los mantones de Manila, que desde el siglo XIX formaban parte de la indumentaria femenina como prenda cotidiana. Si bien las grandes piezas bordadas solo estaban al alcance de las señoras más pudientes, el mantoncillo de talle pronto se utilizó como alternativa más popular al mantón de grandes dimensiones, de forma que pasó a ser de uso cotidiano por su comodidad y ligereza. Y esto mismo hizo que fuese un complemento habitual durante décadas del traje de flamenca.
Con la llegada de los años 60 el traje sufrió un cambio radical en cuanto a diseño y adornos, suprimiéndose totalmente el mantoncillo de talle por flecos cosidos directamente al cuello del traje. Dicho mantoncillo se volvería a retomar entre los años 70 y 90 con un formato liso sin bordar y con flecos largos. En la actualidad se ha vuelto a poner de moda el mantoncillo bordado en toda su plenitud, volviéndose a usar piezas antiguas y también mantones de Manila para las noches de feria».