Mónica Rosón y Rocío García, dos generaciones de modelos de Simof

Una tiene 18 años y este será su tercer Simof, la otra 38 y es la única que ha participado en las 22 ediciones de la pasarela

Rocío García y Mónica Rosón, modelos de Simof. J.M. Serrano
A la izquierda, Rocío García y a la derecha, Mónica Rosón. J.M. Serrano

Simof cumple 22 años y eso significa que hay modelos actuales que han crecido viendo la pasarela de moda flamenca y soñando con desfilar en ella. Justo antes de comenzar una nueva edición, Bulevar Sur une a dos generaciones de modelos para hablar de cómo ha cambiado su trabajo y evolucionado con el propio Salón Internacional de Moda Flamenca.

Rocío García tiene 18 años y este será su tercer año desfilando en Simof, Mónica Rosón es la modelo más veterana de la pasarela y la única que ha participado en todas las ediciones desde que Raquel Revuelta pusiera en pie la idea de crear una plataforma profesional de moda flamenca. Nos sentamos con ellas para preguntar, comentar y recordar. Las dos esperan con ilusión un año más los desfiles, las nuevas colecciones y ya han podido trabajar como imagen de firmas flamencas. Rocío lo es de Patricia Bazarot y Mónica de Amparo Maciá.

Entre risas, Mónica Rosón da el primer dato: «Rocío no había nacido y yo ya desfilaba en Simof». Entonces ella tenía 16 años y lo recuerda con mucho cariño porque todos estaban comenzando a la vez. «Raquel Revuelta con Doble Erre y Pedro González, las modelos que estábamos allí, los diseñadores… Éramos nuevos para todo, el primer año Simof fue solo un día y poco a poco se fueron añadiendo más diseñadores… Recuerdo que acabábamos tan cansadas, con las orejas sangrando, los pies llenos de ampollas… Pero felices». Su voz es una referencia en cuanto a moda flamenca, ha desfilado para noveles y para consagrados de la moda flamenca y en estos 22 años ha podido ver cómo ha nacido el sector y evolucionado el traje.

Siempre pienso en qué se habrán inventado este año parece imposible sacar algo nuevo

«Me llama la atención cómo cada año, y más nosotras que podemos verlo antes que el resto, pienso justo antes de probarme las colecciones: ¿Qué se habrán inventado este año?, porque te parece imposible que alguien saque algo nuevo» comenta. También asegura que le da que pensar, con la perspectiva del tiempo, «esos diseñadores y también modelos que salían muy prometedores y se iban quedando atrás y otros que han ido poco a poco y que ahora están muy asentados».

Rocío García, que fue Miss World Sevilla en 2013-2014, está en su último curso de bachillerato y ya piensa en mudarse a Madrid para poder seguir creciendo como modelo y estudiar Psicología. Sus primeros pasos en el mundo de la moda, recuerda, fueron en Simof. «Yo acababa de ganar Miss World Sevilla y la primera pasarela en la que participé fue Simof. No había estado en la escuela porque todo lo que había hecho antes era de fotografía con unos amigos, no me imaginaba que me iba a gustar tantísimo este mundo», explica. Recuerda que veía las fotos de los desfiles de moda flamenca y pensaba: «Ojalá algún día yo pueda estar ahí, con lo que a mí me gusta un traje de flamenca…». Mónica apunta que ha notado la evolución de Rocío como modelo en estos años: «En su primer Simof la veíamos más nerviosa, pero el año pasado ya notamos que había cambiado muchísimo y que estaba impresionante».

GALERÍA

¿Desfilan de forma diferente las modelos de antes de las de hoy?

«A las modelos que llevamos muchos años desfilando nos llaman “las viejas” y nos dicen que lo hacemos de otra manera. Creo que la experiencia hace que solo ponerte el traje ya lo controlas, ves el volante, el mantón… Y ya sabes cómo lo tienes que mover», responde Mónica. Apunta que el modo de desfilar en Simof sí que ha cambiado a lo largo de los años, al principio, según cuenta, desfilaban en Simof como un «desfile normal, aunque con ese punto de flamenco». Se ríe al recordar que sí que pegaban «alguna pataíta», movían las manos y hasta se arrancaban un poco con la música. «Poco a poco lo hemos ido perdiendo para tomar el papel de modelo, siempre teniendo en cuenta cuándo hay que enseñar el zapato o mover el volante…».

Desfilo tal como pasearía ese traje sintiéndome flamenca, sevillana y con arte

Por su parte, Rocío García cuenta que no ha recibido ninguna clase específica y que han sido las modelos de referencia, como Mónica, en las que se ha fijado antes de subirse a la pasarela. «Su trabajo es muy importante para las que somos nuevas, yo lo que hago es desfilar tal como pasearía ese traje sintiéndome flamenca, sevillana y con arte, como decimos aquí». Mónica recuerda que Claudia Alfaro en su blog describió su forma de desfilar como «si estuviera paseando por la feria». «La verdad es que los primeros años me ponía muy nerviosa pero estos últimos los vivo como un regalo entonces salgo a desfilar tranquila, sintiéndome guapa y natural, se asume que a quien les gustes bien y a quien no, pues nada». Algo que Rocío está consiguiendo. «Hay que controlarse muchísimo, porque empiezas a pensar en qué les parecerás, si les llegará lo que quieres transmitir… El año pasado estaba ya más relajada y creo que este año será mucho mejor, iré más suelta por la experiencia de los años.

Nos explican que cada año los diseñadores hacen un casting en el que eligen qué modelos participarán en su desfile. A Rocío la han elegido para 28 de los 30 desfiles y a Mónica para 16. «Estoy encantada. Cuando tenia la edad de Rocio los hacia todos y trabajaba en la tele como azafata y no sé como era capaz, pero ahora tengo dos hijos y tengo que gestionar mi sueño, mi descanso, horas de comer… Al fin y al cabo, es esa lucha contra un enemigo que sabes que va a vencer, intentas alargar la lucha pero hay cosas contra las que no puedes luchar y es retirarse». «¿Pero por qué? Si es lo que te gusta y estás bien, no lo entiendo. Te siguen eligiendo y eres referente para los diseñadores, no me cabe en la cabeza», le responde Rocío tras oír los pensamientos de Mónica de poner fin a su trabajo como modelo.

Rocío García y Mónica Rosón, modelos de Simof. J.M. Serrano
Las modelos y misses sevillanas Rocío García y Mónica Rosón. J.M. Serrano

Y en su respuesta se nota lo que significa llevar toda una vida en la profesión. Con todo lo bueno y lo malo que conlleva. «Porque siempre estás en la tesitura de serás crítica contigo misma y verás cuándo ha llegado el momento. No tengo problemas con mi edad, pero cuando llego veo que la siguiente más joven que yo tiene 10 años menos y las demás podrían ser mis hijas. Cada año digo que va a ser el último, cuando hice el Simof número 18 pensé que seguiría hasta el 20, pero cuando lo hice me lo pasé tan bien que quise volver al 21 y aquí sigo en el 22 y hasta el 25, aunque si me veo que no estoy bien lo dejaré antes. Le cuestión no es que te vean y digan “Qué bien está para la edad que tiene”, una modelo tiene que estar a la altura en un desfile en el que el diseñador tiene unas necesidades y tiene que mostrar un vestido y la gente no debe estar pensando en si la modelo tiene 20 o 40, porque tiene que verte igual que al resto».

En sus palabras está la clave: lo importante es el respeto al diseñador y a lo que lleva puesto. ¿Tiene una modelo eso interiorizado desde el principio? Las dos asienten. «Por eso da igual lo que te toque llevar, lo que tienes que hacer es lucirlo», responde Rocío. Y es que suele pasar que a las modelos muchas veces les encanta el vestido que les toca (y en innumerables ocasiones han sentido unas ganas tremendas de comprárselo), pero otras… Sencillamente no se ven. «Pasa a menudo que cuando estamos en al fila esperando para salir a desfilar ves a una compañera que está extremadamente guapa, se lo dices, y ella cree que no lo está porque no le gusta el color o la forma. Hay veces que te ves y dices “Dios mío”, pero hay que defenderlo y ya está», explica Mónica. Rocío explica que pasa a menudo que en el fitting no les gusta un diseño en concreto pero que cuando ven el resultado final, maquillada, peinada y con los complementos, el resultado cambia su opinión.

Desfiles emocionantes

Preguntamos a las modelos por esos momentos de Simof que les han arrancado una lágrima o les han puesto un nudo en la garganta complicando su tarea de lucir y posar como si a su alrededor nada estuviera pasando. Tanto Rocío como Mónica coinciden en destacar el de Cristina García en 2015, dedicado a su hermano pequeño fallecido cuando eran niños. «Salía la foto de él, una chica cantaba un flamenco muy sentido… A nosotras se nos crea un vínculo con los diseñadores, cuando los vas conociendo año a año y te cuentan en qué se han inspirado, la historia, qué significa para él o para ella el desfile…», apunta Mónica. También recuerda un momento del desfile del año pasado de Patricia Bazarot en el que tenía un vestido que era un recuerdo a su tío, que había sido pescador, y ella salía con una red en homenaje a él.

Los de mantones de Manos Bordadoras eran una obra de arte

Pero cuando se trata de encontrar un desfile que la marcara por siempre, Mónica Rosón lo tiene claro: los de Mantones de Manos bordadoras y complementos de Dublos. «Siempre lo comento con Pedro González, para nosotros esos eran los desfiles más bonitos, especiales y artísticos, de ponerte los pelos de punta. El desfile que era obra de arte en sí, cada año tenía una temática y todo se inspiraba en torno a eso. Con esos mantones, también con los Ángeles Espinar, viajamos a Japón, a Las Vegas a París y se quedaban con la boca abierta porque era impresionante. Nunca ha habido un desfile de ningún diseñador que haya podido superar lo de los Mantones. Sería muy bonito recuperarlo para Simof algún año».

Rocío García y Mónica Rosón, modelos de Simof. J.M. Serrano
A solo un día de la nueva edición de Simof, Rocío García y Mónica Rosón. J.M. Serrano

Dos modelos, dos flamencas

Preguntamos a las dos por su estilo cuando visten de flamenca. Rocío asegura que es «especial» y que le gusta algo de cada diseñador. «No soy ni muy clásica ni demasiado moderna, por ejemplo mi traje del año pasado es un poco diferente y como muchos colores», explica. Entre sus diseñadores de moda flamenca favoritos están Patricia Bazarot y Aurora Gaviño, aunque le cuesta decantarse solo por uno. Mónica asegura que los trajes que tiene se lo podría poner ahora y hace 10 años. «No me gustan los extremadamente modernos, para pasarela sí, pero para la feria no. Ahí soy de rojos, blancos negros, desde siempre con muchas flores naturales en el pelo y los vestidos muy ajustados», responde. Sus gustos en cuanto a diseñadores los tiene claros porque más allá de la amistad, cree que Amparo Maciá clava el estilo de flamenca que le gusta. También destaca a Cristina García como una «artista sin medida».

Eres modelo todos lo días, tengas que trabajar o no

Estas dos sevillanas se cuidan para mantener sus cuerpos perfectos por motivos laborales, pero también por salud. Sus rutinas incluyen visitas al gimnasio en el caso de Rocío, que reconoce que no le gusta ni la fruta ni la verdura, y una hora de Pilates y otra caminando en el de Mónica. «Yo no me cuidaba apenas hasta después de tener a mi primer hijo, que ahora tiene 9 años, empecé a hacer deporte. Siempre he comido de todo, nunca he engordado, sí que es cierto que la genética es muy importante porque a los dos meses de dar a luz estaba trabajando sin hacer un esfuerzo extremo», explica. Mónica asegura que come muy sano, no fuma, no bebe alcohol, se protege del sol todo el año… El ser modelo se lleva a todos los aspectos de la vida. «Es que es tu vida», replica Rocío. «Eres modelo todos los días, tengas que trabajar o no».

Más en Moda