Con motivo del 60 aniversario de la firma ha comenzado un exclusivo programa de visitas a su taller de la calle Lineros
«60 años vistiendo el flamenco» es el nombre de la colección con la que la firma Lina celebrará su aniversario en 2020. Lo hará en un desfile muy especial el próximo 9 de enero en la Casa de Salinas. Pero antes han comenzado, y ya como parte de los actos conmemorativos, un exclusivo programa de visitas guiadas al taller de la calle Lineros con el fin de difundir la historia del traje de flamenca desde la perspectiva del oficio de la costura artesanal y la tradición de esta casa.
Bulevar Sur vivió ayer una de estas visitas a las entrañas de una de las firmas pioneras en la moda flamenca. Nos recibe Mila Montero. Una de las hijas de Lina que ha tomado el relevo de la firma. En la tienda, rodeados de diseños y complementos nos cuenta una historia. La de cómo su madre y su padre comenzaron con un modesto negocio gracias a la pasión por la costura y el baile de su progenitora.
«Ese primer taller se ubicó en la trianera calle Salado y desde el principio mi madre crea tendencia y renueva la moda flamenca gracias a su conocimiento del traje y las necesidades de las mujeres porque ella bailaba en tablaos», asegura Mila. Lina fue la primera que decidió cerrar la sisa, alargar el traje e incorporar el mantoncillo. Esas primeras décadas de trabajo incansable como pionera llevaron a Lina a vestir a artistas de la talla de Rocío Jurado, Lola Flores, Juanita Reina, Carmen Sevilla, Marisol y muchas otras en el cine y los escenarios más importantes.
Rocío Montero toma las riendas de la visita cuando entramos en el taller, ese espacio en el que nace la magia de los volantes de Lina y del que ella es responsable desde 2005. Retales, patrones, hilos de mil colores y la radio de fondo. Cada modista tiene una función: cortadora, bordadora, especializada en volantes…
«Me preguntan a veces por el secreto de los volantes y no lo sé… Supongo que es cortar el volante dándole tiempo. Es el gran lujo del siglo y aquí le damos a cada traje el tiempo que necesita», explica. Sobre un maniquí nos habla del proceso necesario para confeccionar un traje de flamenca que lleva unas 40 o 50 horas aproximadamente. ¿Por qué los trajes de Lina son atemporales? «Seguimos nuestra propia filosofía de honestidad y cada año intentar hacerlo un poquito mejor porque en la costura nunca se aprende del todo».
Volantes para iconos
La visita termina pasando por las salas en las que se hacen las pruebas llenas de recuerdos de la familia como las primeras tijeras que Francisco Montero regaló a su mujer Lina, los premios que ha ido recibiendo la diseñadora y fotos de innumerables famosas vestidas con sus trajes de flamenca o batas de cola. Incluso cuelga de la pared un regalo muy especial, una pintura realizada por la duquesa de Alba.
Después, en otra estancia admiramos la réplica de dos de los trajes más emblemáticos para Lina y para la propia historia de la moda flamenca. Los que lucieron Grace de Mónaco y la entonces Princesa Sofía. También una bata de cola como la que realizaron para uno de los discos de Isabel Pantoja. Con una actuación flamenca de la bailaora Triana Ramos y el cantaor Antonio Mena finaliza este recorrido por los primeros 60 años de esta firma. La suya -por sus aportaciones y novedades- está ligada a la historia de un traje regional que ha traspasado fronteras y juega con gracia con las reglas de la moda. «El traje de flamenca estará siempre cambiando porque está muy vivo, se usa mucho y cada mujer lo lleva a su terreno».