La misma paciencia con la que ha sobrellevado las dificultades de este Eurobasket es la que Sergio Scariolo (Brescia, 1961) aplica en su primera jornada como tricampeón de Europa. El seleccionador no rehúye el cara a cara. Disfruta con él. Una «rara avis» del deporte con el que el diálogo fluye de manera excepcional. Aún abrumado por la alegría y el cariño recibido al aterrizar en el país, repasa para ABC dos de las semanas más intensas de su vida.
-¿Son conscientes ya de la que han liado en España?
-(Risas). Sí, nos ha llegado un poco esa percepción. En Francia estábamos en una burbuja, y venía bien que fuera un poco así, pero a medida que el equipo iba creciendo me daba cuenta de que había gente que normalmente no se interesa por el baloncesto que sí lo hacía. Nos ha llegado esa emoción de un país en vilo por su selección, aún estando lejos y con el grupo un poco al margen, pero obviamente es ahora cuando nos damos más cuenta.
-Supongo que, sobre todo, al pisar de nuevo el país...
-Claro. En Moncloa nos han comentado que no recordaban nada así de emotivo. Y está bien, porque la gente vive de emociones. A ver, vive de lo concreto, está claro, de lo que puede llevar a casa a final de mes, pero también de emociones, de alegrías... Esto ha merecido la pena, al margen del éxito, porque ha transmitido unos valores muy positivos a través del deporte, que se pueden adaptar perfectamente a la vida diaria de la gente. El aficionado se reconoce más en estos valores y no en el talento supernatural de otras ocasiones. Eso se admira y punto, pero uno no puede aspirar a ser un Pau Gasol en su trabajo.
-¿Y qué valores son esos que transmite este equipo?
-Que el trabajar seriamente desde el primer día, puede que no dé resultado inmediato, pero siempre acaba dándolo. Que se puede caer, pero que hay que levantarse enseguida. Y que si te caes, puedes levantarte más fuerte. Más atento si acaso. Que los obstáculos si uno se apoya con el otro parecen menos altos. Que hasta que no ha llegado el final, hay un margen de mejora y más si se hace con un corazón y un alma latiendo de manera colectiva. Hay muchos valores que este equipo ha demostrado. A nivel deportivo, el más grande ha sido poner al equipo por encima del individuo. A mí me ha ayudado mucho a poderme concentrar en labores casi exclusivamente tácticas. Una vez establecido un dibujo inicial de los roles, todo el mundo los ha aceptado y respetado. No he tenido este año la sensación de que algún jugador estuviera descontento con su propio protagonismo y eso ha sido un alivio para concentrarme en el trabajo de juego.
-Se ha cansado de decir que era un grupo con menos talento, ¿ha sido el más fácil de llevar?
-Sin duda ha sido el más complicado desde el punto de vista del baloncesto y me lo han puesto bastante más fácil que en cualquier momento anterior a nivel de gestión de vestuario.
-¿Qué adjetivo le pondría a lo que ha vivido estos días en Alemania y Francia?
-Muy gratificante (dice sin dudar). Son momentos que te fortalecen, que te dan energía para seguir amando este deporte y a este equipo. Y obviamente también ha ayudado a seguir confiando en uno mismo, que también es algo que necesitas para poder transmitir luego con fuerza los valores que quieres al equipo.
-Cuando se presentó en mayo, hablaba mucho del medio y largo plazo. Un proyecto que no era solo este Eurobasket. ¿Lo hacía porque tenía cierto miedo a lo que podía pasar en este torneo?
-No, más que nada, es porque se había hablado ya y se ha establecido un acuerdo verbal para que se continúe con mi colaboración más allá de esta etapa de Europeo y Juegos. Por razones de mandato federativo no se puede rubricar, pero francamente, creo que ese futuro más allá de Río pasa por otro camino más allá del talento...
-¿Más parecido al que hemos visto en este torneo?
-Algo así. Está claro que cuando Pau ya no esté -esperemos que sea lo más tarde posible- supondrá un gran problema, y aunque podamos recuperar el talento de jugadores que no han estado este año, lo más importante es que nos hemos dado cuenta de que hay una fórmula diferente que consiste en rentabilizar al máximo los recursos que tienes a disposición. A veces, el exceso de talento no te permite concentrar toda la energía mental y anímica en el juego.
-¿Esta forma en la que se ha ganado el Europeo engancha más a la gente?
-Es posible que la sensación de las dificultades que hemos tenido que superar haya acercado más a la gente a este equipo. Vernos superar las dificultades, como la lesión de Rudy Fernández, nuestro líder defensivo indiscutible al igual que Pau lo es en ataque y en el grupo en general, o las remontadas que hemos tenido que hacer en los momentos difíciles de algunos partidos, han hecho que la gente se vea reflejada en nosotros. En la vida diaria hay veces que parece imposible seguir adelante y ver cómo esta gente ha solventado cada dificultad creo que va a ayudar. Hay jugadores como Sergio Rodríguez o Pau que son en sí una especie de «supermán», pero hemos tenido a otros como los jóvenes o los que un día no jugaban y al siguiente lo hacían muy bien, con los que la gente se ha visto identificada.
-¿Le ha sorprendido el papel de alguno de ellos?
-Sorprendido, no. Creo que todos han dado el máximo que yo esperaba de ellos. Sí que esperaba que me dieran esto, pero no había garantías. Mi razonamiento era que en el mejor de los casos podía llegar a contar con esta o aquella versión de uno u otro jugador. Y todos han estado en ese mejor caso imaginado.
-¿Todos?
-Bueno, Pau ha trascendido cualquier planteamiento inicial. En su caso, la realidad ha estado por encima de todo lo que podíamos imaginar. Primero, porque sus prestaciones en la cancha han sido extraordinarias, pero hay algo más importante. En esta situación tan nueva, donde había un entorno tan vacío de líderes habituales, sin Navarro, Ricky Rubio o Marc Gasol, él ha dado un paso adelante tremendo. Ha reconocido pronto la situación. Parecía un hombre en misión desde el primer día. No solo por lo que se exigía a sí mismo, sino por la forma en la que se lo exigía a los demás. Dando ejemplo en la cancha y siéndolo también fuera de ella.
-¿En qué lugar de su carrera situaría lo vivido en este Europeo?
-Es muy difícil hacer comparaciones, porque todos los títulos tienen algo de especial. Diría que en este campeonato me he divertido más que en otros, porque he podido hacer más de técnico y menos de gestor y eso es algo que siempre gusta más.
-¿Con qué momento se queda?
-Ha habido muchos, pero sí que un recuerdo muy vivo que se me ha quedado grabado es cuando vuelvo al vestuario en la mañana siguiente a la derrota del primer día ante Serbia. Como siempre, fuera del equipo se vivía con dramatismo, crispación y preocupación máxima y sin embargo yo me encontré un grupo con un nivel de atención, de confianza y de ganas de que llegara el siguiente partido tan fuerte que me dio una sensación de tranquilidad y de confianza que raramente recuerdo. Salí de allí pensando que podíamos hacer algo grande, por lo bien que había visto a la gente tras la derrota.
-¿Y no llegó nunca a tener dudas?
-Me he encontrado muchas veces a lo largo de mi carrera ante partidos que te dan el éxito o el fracaso. Partidos de cara o cruz. Y lo que sé por esa experiencia es que pensar en el éxito o el fracaso no te ayuda para nada. Lo que hay que hacer es buscar el camino para conseguir el éxito o evitar el fracaso. Por eso no creo en los momentos de dudas, sino en los de concentración y operatividad. Nada de nervios, angustia o emoción. Ni siquiera antes de la final, después de lo que habíamos logrado ante Francia, dejamos de estar concentrados en el objetivo principal, que era la medalla de oro. No era el momento de levantar la mano del manillar, porque aún quedaba llegar a la meta.
-¿Y en medio de esta vorágine le da tiempo a mirar hacia el futuro?
-Ganar otra medalla olímpica sería increíble. Los Juegos son especiales. Cada día que pasas allí lo es. Si hubiera otro un podio olímpico, aunque personalmente no me tocara porque allí solo suben los deportistas, para mí sería un momento único. Recuerdo con viva emoción el ver a los jugadores subiendo al podio en Londres. Pero como dice, queda mucho aún para ese momento y hay muchas cosas que pueden pasar.
-¿Y cree que es imposible ganar a Estados Unidos?
-(Se lo piensa mucho). Le diría que es imposible, pero con un asterisco.