Aunque unos y otros se empeñan en enterrar el pasado, lo cierto es que los enfrentamientos entre España y Francia en la última década están muy presentes en cada nuevo duelo. Los rencores acumulados están en la mochila de cada jugador y en el imaginario colectivo del aficionado al baloncesto, que esta noche vivirá un capítulo más de la rivalidad entre las dos mejores selecciones de Europa en la última década.
En la última entrega, Francia silenció un país. Su victoria en el pasado Mundial de España, dejó a la selección en la cuneta en cuartos de final. El gran mazazo de la «Generación de Oro». Una herida difícil de cerrar, que el destino podría suturar esta misma noche. «España no tiene miedo y estoy seguro de que vienen aquí para vencernos, pero nosotros somos los actuales campeones y tenemos un título que defender», reconocía ayer Tony Parker con esa sonrisa pícara que esconde su peligrosidad sobre la pista. Él será la principal preocupación de Scariolo y el resto de la selección. El motor de Francia. «No es un España contra Parker, pero sí debemos estar atentos para frenar el talento de un jugador especial como es él. Una defensa como ya hicimos contra Spanoulis en cuartos de final», aseguraba Scariolo.
El duelo ante Francia exigirá de nuevo el máximo de la defensa española, que ante Grecia ya dio signos de recuperación. «El equipo ha crecido mentalmente, la química se ha ido reforzando y hay un entendimiento de los roles de cada uno. Tenemos una incógnita siempre que es la situación de Rudy, que es desequilibrante. El margen de mejora está en nuestro nivel de concentración. Siempre se puede tener un despiste menos y una mente más clara a la hora de ejecutar una jugada», resumía el técnico español, receloso por el poderío físico de su rival.
Los galos, que aún no conocen la derrota en el torneo, cuentan con pívots muy poderosos, con la única misión de frenar a Pau Gasol. «Es un líder para España, como lo era también en los Lakers o ahora en los Bulls. Allá donde juega da ejemplo. Su sola presencia es suficiente para impulsar al equipo, así que habrá que tener especial cuidado con él», advertía Parker, consciente del talento en forma que tiene el español. Para ayudarles en esa tarea, los franceses llenarán el Pierre Mauroy de Lille. Un infierno para evitar la venganza de España.