El de Eugenio Merino es un estudio en el que se trabaja en equipo. Un antiguo almacén donde suena música rap y, entre plásticos y aerógrafos, se gestan de principio a fin las esculturas que le han aportado tanto éxito como polémica
Merino, en su taller, tras la zona aislada con plásticos donde se manipulan los disolventes
Eugenio Merino ante algunas de las «neveras» en las que introduce a afamados políticos internacionales
El artista retoca un busto de Putin que formará parte de una de sus esculturas
El creador madrileño (en las escaleras), con los tres colaboradores con los que trabaja en su taller
Detalle de una de las esculturas de Merino: la que representa al actual dictador norcoreano
Eugenio Merino (izquerda) y Miguel Montoya (derecha) en su taller cerca de Quintana, en Madrid
El creador cuida hasta el último detalle de sus esculturas para que sean fieles a los personajes originales
Miguel Montoya trabaja en el ensamblaje de una de las piezas de Merino que formarán parte de sus próximas comparecencias
Rebecca Clark, que retoca uno de los carteles de Eugenio Merino, llegó al estudio con una beca Leonardo
Irati Musitu ultima los detalles de una de las esculturas de Eugenio Merino que pronto viajarán a Nueva York
El dirigente ruso, Vladimir Putin, es uno de los políticos convertidos en carne de «punching ball» por Eugenio Merino
Montoya y Musitu participan en todo el proceso de la elaboración de las esculturas de Eugenio Merino