Muchos dicen que es uno de los máximos placeres que ofrece Córdoba. Pasear por sus callejuelas, plazas y rincones de noche y en cierta soledad. Luz, oscuridad y silencio para encontrar su verdadera esencia
El Alcázar de los Reyes Cristianos en una de sus fachadas principales
Muralla y calle Cairuán con sus famosos estanques
La recoleta plaza de Capuchinos con el Cristo de los Faroles
Calleja de las Flores con el campanario de la Mezquita-Catedral al fondo
Calle Judíos, estrecha y solitaria, con la Sinagoga
Arco Alto de la plaza porticada de la Corredera
Estrechez en la calle Cardenal Salazar de la Judería
La Mezquita-Catedral desde el Balcón del Guadalquivir anocheciendo
Plaza Maimónides presidida por el Museo Taurino de Córdoba
La estatua dedicada a Séneca en la Puerta de Almodóvar
El singular potrillo de la plaza que encierra el Museo Romero de Torres y una posada cervantina
Uno de los característicos surtidores del Nuevo Paseo de Córdoba al contraste de la luz
Calle San Basilio, arteria del barrio árabe repleto de patios cordobeses
Vista panorámica del Templo Romano, en pleno Centro de la ciudad
El corazón de Córdoba, la plaza de las Tendillas con su estatuta ecuestre al Gran Capitán
Torre de la Malmuerta, llena de leyendas urbanas, junto al Parque de Colón