En aquella fatídica noche del 24 de julio todo el pueblo gallego y los visitantes que acudían a celebrar el Día del Apóstol se fundieron en el mismo dolor.
Los vecinos de Angrois fueron clave para la gestión de la catástrofe
La Xunta mostró su dolor en bloque
Las Fiestas del Apóstol fueron canceladas de inmediato
Las imágenes de los familiares todavía resultan sobrecogedoras
Los heridos tuvieron que ser atendidos a los pies de las vías
La asistencia fue instantánea
Algunos jóvenes desplazados a Compostela encendieron velas en el Obradoiro
Muchos santiagueses se unieron a la vigilia de modo espontáneo
Los todavía Príncipes de Asturias se desplazaron a la zona del accidente
Santiago vivió una de las noches más largas y complicadas que se recuerdan