Su imagen con los brazos extendidos hacia el cielo del Palau forma parte de la historia moderna de la sección de baloncesto del Real Madrid. Sasha Djordjevic, que había sido un ídolo en el conjunto azulgrana años antes, celebraba así la liga conseguida por el Madrid el año 2000 en casa de su rival. Se convirtió desde entonces en un icono madridista, como lo era ya en Yugoslavia, con cuya selección ganó en los 90 un Mundial, tres Europeos y una plata olímpica. [Sigue el Serbia-España en directo]
Tres lustros después, Djordjevic busca repetir hazañas, aunque ahora lo hace desde el banquillo de Serbia, equipo al que dirige por primera vez en un Mundial. Los jugadores hablan de él como un entrenador exigente y con mucho carácter. Mismas cualidades que exhibió siempre sobre la pista de baloncesto y que intenta transmitir a sus pupilos. «Somos un equipo muy competitivo, lo que me hace estar orgulloso de mis chicos», apunta el técnico, que en su época como jugador era capaz de ganar partidos él solo, como en la final de la Copa de Europa de 1992 ante el Juventud de Badalona, en la que anotó un triple sobre la bocina tras recorrerse toda la cancha con el balón.
Maestro Obradovic
En aquel equipo tenía como técnico a Zeljko Obradovic, su mejor ejemplo. El maestro del que emanan buena parte de las ideas que ahora trata de transmitir el serbio a sus jugadores. Aíto, su mentor en el Barça y causa principal de su adiós azulgrana, e incluso Scariolo, que lo llevó al Real Madrid, son otras de las figuras en las que se ha fijado el Djordjevic entrenador, al que le cuesta mantenerse al margen de la cancha. Los nervios le traicionan por momentos. Imposible verle sentado más de un minuto.
Ayer, ante Brasil, Djordjevic sufrió su segunda derrota del torneo, lo que convierte el duelo de esta noche ante España (22.00 horas, Cuatro) en un choque decisivo pensando en la segunda fase. «No nos preocupamos por el cruce. Que sean ellos los que piensen en nosotros», espeta con cierta arrogancia. Esa que tantas veces lució en las pistas y que sigue acompañándolo en cada partido.
Teodosic, verdugo en 2010
En Serbia, su extensión en la pista se llama Milos Teodosic, base de infausto recuerdo para los aficionados españoles. La última vez que España se quedó sin medalla en un gran campeonato fue en el Mundial de 2010, cuando cayó en cuartos de final frente a Serbia con un triple postrero del base desde más de nueve metros y con la mano de Jorge Garbajosa encima.
Una canasta prodigiosa que aún sigue muy reciente en la retina de los jugadores de la selección. Algunos, como el propio Garbajosa –ya retirado pero presente en Granada–, prefieren no hablar de ello. La herida sigue doliendo, aunque un triunfo esta noche ayudaría a ir cerrándola de manera definitiva.