La ascensión de Goran Dragic a lo más alto del baloncesto esloveno ha sido lenta, pero segura. El menor de los hermanos Dragic ha ido creciendo poco a poco en la NBA, donde definitivamente explotó esta temporada con unos números más que aceptables de 20 puntos y 6 asistencias.
Su mayor virtud reside en la velocidad y el control de la pelota. Sabe penetrar bien para encontrar al compañero mejor situado, aunque también es un buen finalizador cerca del aro.
Su gran defecto es la irregularidad, sobre todo en el lanzamiento de media y larga distancia. No sabe medir el momento y suele abusar del tiro aún con malas rachas. Si tiene el día, es casi imposible de frenar.