Serey Die, un mediocentro de 29 años que lleva seis jugando en Suiza y que solo el año pasado empezó a ser internacional, fue el inesperado protagonista de una de las escenas de la Copa del Mundo de Brasil. Apenas empezó a sonar el himno de Costa de Marfil y el centrocampista del Basilea rompió a llorar como un niño: durante el partido se supo que su padre había muerto dos horas antes. Su selección y la de Colombia jugaban ayer un partido que casi daba una plaza para los octavos de final y del que los suramericanos salieron victoriosos, con los dos pies en los cruces.
Costa de Marfil empezó con Drogba en el banquillo otra vez y Colombia le ganó en la puesta en escena. La selección de Pékerman tiene en Cuadrado y James Rodríguez a dos de los medios más estimulantes del torneo. En una primera parte con pocas ocasiones de gol pero mucha intensidad, los colombianos llevaron ligeramente la iniciativa gracias a sus dos cracks.
Pékerman pensó que debía arriesgar más en la segunda parte y quitó al ortodoxo Ibarbo por el genial Juan Fernando Quintero. Y la combinación de James, Cuadrado y Quintero fue demasiado para Costa de Marfil. El 1-0 llegó en un córner en el que James ganó el salto a Drogba y Zokora y anotó.
James fue determinante en los dos goles de Colombia pero en un tipo de acciones que nadie esperaba. El 2-0 nació con un robo del jugador del Mónaco a Serey Die; de todos los jugadores, era el de las lágrimas el que tenía que fallar. Die regaló la contra de Colombia y Teo asistió a Quintero.
Cuando el partido parecía muerto a favor de Colombia, Gervinho lo resucitó con un slalom desde la banda izquierda en el que dejó atrás a tres colombianos para colar la pelota en el arco. Entre el miedo y el cansancio, Colombia bajó. Los africanos lo intentaron con la jugada marca de la casa: centro de Aurier desde la derecha a un área repleta de delanteros marfileños. El lateral fue un portento, pero no rescató el premio para su equipo. Costa de Marfil se jugará la clasificación en el tercer partido contra Grecia; Colombia respira desde la primera posición del grupo, con todas las papeletas para mantenerla hasta el final de la primera fase.







