Una extraña coincidencia ha marcado varios de los partidos del Mundial de Brasil 2014: los goles de suplentes que entran en el terrenode juego con el partido empezado y definen partidos son más frecuentes que nunca en el la cita mundialista. ¿Se trata de una casualidad o de un acierto táctico de los seleccionadores?
«Tenemos muchas alternativas. Sabemos que tenemos a muchos jugadores con calidad que pueden ingresar en cualquier momento», explicó Ottmar Hitzfeld, técnico de Suiza, después de que los suplentes Admir Mehmedi y Haris Seferovic marcaran los dos goles en la victoria por 2-1 ante Ecuador.
El seleccionador de Bélgica, Mats Wilmots, tiene menos experiencia que el entrenador alemán, pero también él acertó con el ingreso de Marouane Fellaini y de Dries Mertens ante Argelia: los dos futbolistas que entreron desde el banquillo lograron remontar la desventaja inicial y dieron la victoria a los belgas.
«El entrenador hizo su elección, lo acepto», dijo Fellaini. «Tal vez no habría marcado si hubiera jugado desde el inicio. Hay 23 jugadores que pueden estar en el once inicial. El entrenador decide, y luego ya vimos...».
También el entrenador de Argelia, Vahid Halilhodzic, admitió que Fellaini y Mertens fueron decisivos en el partido. «Los dos han sido la única diferencia».
Dos ases en la manga salidos del banquillo en mitad del partido fueron responsables de los dos goles en el 1-1 entre Rusia y Corea del Sur, Alexander Kerzhakov y Lee Keun Ho, mientras que John Brooks saltó al campo para marcar el segundo y decisivo de Estados Unidos en el 2-1 a Ghana.
Clima y apuestas ofensivas
Hasta ahora, los suplentes anotaron en Brasil 11 goles en 20 partidos. A la misma altura de la primera fase, en Sudáfrica sólo habían marcado tres tantos y tras los 64 partidos del Mundial 2010 fueron un total de 15. Una marca que, de mantenerse la tendencia actual, se superará cómodamente en Brasil.
Las posibles explicaciones de este fenómeno son varias. Algunos analistas apuntan a la combinación del clima en Brasil, muy caluroso en varias sedes, con la apuesta claramente ofensiva de muchos equipos: cuando las fuerzas empiezan a flaquear, los suplentes tienen la potencia intacta y una ventaja sobre los defensores.
A veces el jugador que entró no marca, pero cambia la cara del equipo con su presencia. Así ocurrió con el ingreso del marfileño Didier Drogba ante Japón: la sola presencia del veterano bastó para que Costa de Marfil remontara en menos de cinco minutos un 1-0 en contra y se pusiera 2-1.
Es otra de las tendencias del Mundial de Brasil: hasta en siete partidos se dio vuelta un marcador, algo que muchos expertos habían considerado poco probable debido a los condiciones climáticas.







