El sueño de México sigue vivo. La idea de equipo impuesta por Herrera desde su llegada al banquillo sigue quemando etapas de manera exitosa en este Mundial de Brasil, a donde los americanos llegaron casi por la puerta de atrás y del que, pase lo que pase, saldrán ya con la sensación del trabajo bien hecho. La victoria ante Croacia -con goles de Márquez, Guardado y Chicharito- les sitúa en octavos de final, donde se las verán con Holanda.
Le valía el empate, pero México no salió a especular con el resultado. Hubiera sido un suicidio. Riesgo innecesario que no habría compensado las penurias que había tenido que pasar para llegar hasta ahí. De nuevo con un once de brega sobre el campo, el técnico mexicano supo encontrar los puntos débiles de su rival, buscando siempre los espacios en la espalda de Srna y Vrsaljko con la velocidad de Dos Santos y Oribe. Sufría Croacia con ese empuje, cristalizado en un disparo al larguero de Héctor Herrera que puso el grito en la grada. [Estadísticas del Croacia-México]
El lanzamiento puso sobre aviso a Croacia, que optó por sellar su portería, aunque eso le alejara del gol que tanto necesitaba. Por calidad, los croatas sabían que su momento llegaría. Un gol les metía en octavos, pero nunca lo buscaron de verdad. A Croacia le faltó la fe que sí tuvo México, siempre incisivo. El gol era cuestión de tiempo y si no llegó antes fue porque el colegiado uzbeko no apreció unas manos muy claras de Srna. Dio igual, porque en el saque de esquina posterior Márquez se elevó como si tuviera quince años (20 menos de los que lucen en su carnet) y cabeceó a la red la clasificación de México.
El tanto desmelenó el partido. Guardado y Chicharito se apuntaron a la fiesta con dos goles, que hicieron estéril el esfuerzo postrero de Perisic. La posterior expulsión de Rebic por una falta innecesaria puso la nota negativa al duelo que despidió a Croacia y que cimenta el sueño mexicano en el Mundial de Brasil.







