Dicen que no hay una ciudad deportiva más preparada en Brasil como la que utilizará España estos días en Curitiba. Tiene una casa cinco estrellas para preparar la defensa del Mundial, aislada de todo en el Centro de Entrenamiento Alfredo Gottardi «Cajú», un nombre que se asocia directamente con el Atlético Paranaense ya que fue una de sus estrellas por sus méritos en la portería. España dignifica al mito y quiere que en este recinto impere el espíritu que se encontró en las últimas grandes citas. «Cajú» ya está en el corazón.
España va a tener de todo y más. Son 220.000 metros cuadrados, un enorme terreno que está a unos veinte kilómetros de Curitiba (45 minutos en autocar dependiendo del imprevisible tráfico). Es una residencia lujosa, pero se ha tenido que adaptar sobre la bocina y hasta última hora había operarios trabajando para que la campeona no sufra ningún inconveniente, muy en la línea de cómo se han hecho las cosas para este Mundial. Brasil, inspeccionada con lupa porque hay un incesante murmullo sobre su capacidad para organizar algo tan importante (en dos años, además, los Juegos serán en Río), quiere que todo salga bien y ante el mínimo desliz buscan maquillar el error. Se pudo comprobar en el aeropuerto de Curitiba con el retraso en la entrega de maletas y equipaje, más de una hora de espera.
Servicios de lujo
La selección conoció ayer su nuevo hogar en esta primera fase. Se instalará aquí y ya en octavos, siempre y cuando supere el grupo, busca sede ya que si termina primera jugaría en la calurosa Fortaleza con un clima radicalmente opuesto al frío y a la lluvia de este verde lugar del sur. Apenas ha habido contacto, pero los jugadores han apreciado que hay siete campos con medidas oficiales más uno especial para porteros y otro de arena. Hay gimnasio, zonas de agua (dos piscinas térmicas y una de agua natural), sala de fisioterapia, centro médico, una imponente sala de reuniones, jardines, restaurantes y unas confortables habitaciones con cama de gran tamaño. Y hay pistas de tenis y de fútbol sala, además de otro tipo de servicios para jugar y entretenerse en los numerosos ratos muertos de la concentración.
Las instalaciones están decoradas con enormes paneles con los rostros de los futbolistas de la selección. Se trata, aunque haya miles de kilómetros, de que se sientan como en casa, lo más parecido a Las Rozas en tierra brasileña. Obviamente, hay cocinero propio y tienen todo lo que podrían tener en sus casas.
Aún no hay demasiado ambiente por las calles, pero los internacionales no lo perciben porque apenas se moverán del búnker en el que se alojan. Además, preocupa mucho la seguridad y están protegidos todos los accesos al recinto y las inmediaciones del mismo. Curitiba, que presume de su espacio natural, albergará cuatro encuentros de la primera fase, entre ellos el España-Australia del día 23. Si todo sale según lo previsto, ese sería el último día en el que el equipo estaría en su nueva casa, una casa cinco estrellas.







