crítica de música
Música antigua, nuevos horizontes
El FeMÀS brilla con el estreno en Sevilla de las 'Sonatas sevillanas' de Luis Misón a cargo de Rafael Ruibérriz y con Conductus Ensemble
Rafael Ruibérriz estrena en el FeMÀS unas sonatas inéditas de Luis Misón

FeMÀS 2023
- Programa: 'Las sonatas sevillanas de Luis Misón y dos de sus tonadillas' / 'La Pasión según San Marcos de Keiser'. Obras de Luis Misón / 'La Pasión según San Marcos' de Keiser.
- Intérpretes: Rafael Ruibérriz de Torres (traverso), Cristina Bayón (soprano), Isabel Gómez-Serranillos (violonchelo) y Santiago Sampedro (clave) / Conductus Ensemble: José Pizarro, tenor (Evangelista) y Víctor Cruz, barítono (Jesús), solistas. Jone Martínez (soprano) Ariel Hernández (tenor) y Jesús García Aréjula (bajo). Director: Andoni Sierra.
- Lugar: Iglesia de San Luis de los Franceses / Teatro Turina
- Fecha: 26/03/2023.
El nexo que une los conciertos de este penúltimo domingo de Femás diríamos que son los hallazgos que no paran de sucederse en la música antigua, parejos al interés que despierta este tipo de música y el de su posible interpretación.
La iglesia de San ... Luis de los Franceses acogía las sonatas de Luis Misón para flauta y continuo, recientemente descubiertas por casualidad mientras dos investigadoras de arte trabajaban en los archivos de la condesa de Lebrija, en la cercana calle Cuna. Rafael Ruibérriz, que en su momento nos trajo las 'Siete palabras de Cristo en la cruz' de Haydn en una versión con flauta añadida, debida a la mano de Barbieri, ahora nos descubría estas sonatas que, a diferencia del material encontrado hasta hace poco sobre su autor -diríamos que de carácter pedagógico, a juzgar por la sencillez de sus planteamientos- chocaba con la gran fama de virtuoso del flautista de Mataró.
Es lo primero que llama la atención al oírlas, ese derroche musical que en el instrumento de Ruibérriz (una flauta de mitad del XVIII) las notas volaban, sin perder esa articulación limpia y exquisita que caracteriza al músico sevillano. Es verdad que el acompañamiento del chelo como 'continuo' por lo general se limitaba a dar la nota base de cada acorde, sin exigir mucho más, pero también que en la última sonata que oímos, la número 3 de las cinco, el violonchelo que manejaba Gómez-Serranillos se llenó de vitalidad e intenciones, mientras que la flauta adquiría -sobre todo en el último movimiento- vuelos que, aunque lo pareciera, hasta ese momento no se habían alcanzado. No sabemos si el portentoso clave (esta vez una copia de Labrèche) sonaba sobre un bajo desarrollado o bien fue Sampedro quien lo tuvo que explicitar a partir de un bajo cifrado; en cualquier caso, el clavecinista hizo una labor magnífica, ya no sólo cubriendo toda la base armónica, sino recurriendo a juegos tímbricos con el instrumento, como el uso del registro de laúd para los tiempos más lentos, e incluso usando este registro y el habitual, uno para cada teclado, produciendo una sonoridad muy distinta, que podía recordar -impresión personal- a la de un fortepiano.
No quedaron ahí las novedades, porque Luis Misón consiguió hacer de la tonadilla un género lírico independiente, y para ello la también sevillana Cristina Bayón nos traía dos muestras que también son una novedad, tanto como que hiciera una introducción a las cualidades del género en sí mismo, e igualmente a las particularidades de cada una de las muestras interpretadas. Y las cantó, además, con carácter, gracia, muy en situación, adaptando su voz a las mil y una piruetas que iba exigiendo el texto que, junto a las referidas ilustraciones verbales de la cantante, nos permitieron seguir mejor la intencionalidad de cada pieza (aunque muchas palabras o giros idiomáticos en desuso no siempre lo permitieran).
Conductus Ensemble
Por la noche, teníamos una cita con el grupo español Conductus Ensemble, cuando damos paso a la última semana de este gozoso Femás, que nos presentaba una desconocida 'Pasión según San Marcos' de Reinhard Keiser, que nos conducía directamente a la gran 'Pasión' de Bach. Keiser ingresaría en el Thomasalumnat de Leipzig el mismo año que nació Bach (1685), cuando sólo tenía 11 años, siendo instruido por el entonces Thomaskantor, Thomas Seile, donde ya mostraba unas dotes extraordinarias para la música. Por eso se trasladó al recién creado Oper am Gänsemarkt de Hamburgo, primer teatro para ópera en alemán, al que llevó a su cénit como director y para el que compuso nada menos que 100 óperas. Sus contemporáneos lo consideraban un aventurero, así que el resto de su vida ocupó diversos puestos más, hasta que en 1728, a diez años de su muerte, aceptó el nombramiento de 'Cantor cathedralis' en la catedral de Hamburgo para dedicarse exclusivamente a componer obras religiosas. Se conservan dos copias casi iguales de su 'Pasión según San Marcos', de las que parece más que seguro que se debieran a la mano de Bach quien, además, la interpretó siendo ya cantor de Leipzig. Así que no hablamos de cualquier obra.

Lo primero que nos impresionó, tras la brevísima 'Sonate' de inicio, fue el coro: 12 cantantes de un muy alto nivel, como demostraron algunos de sus miembros que asumieron diversos roles de la Pasión, además de los dos solistas. Consignemos que una indisposición del contratenor sevillano Gabriel Díaz obligó a repartirse sus distintos números entre Jesús García Aréjula y Jone Martínez. Además del cuidado por los aspectos melódicos de Keiser, destaca en su composición el mimo por la estructura, sobre todo de los corales, que suele presentar de forma homofónica para a continuación enzarzarse en una polifonía bellísima que acompaña de una ligera aceleración del 'tempo', cambios texturales que el coro supo asimilar y que el director supo proponer.
Magnífico verdaderamente el Evangelista de José Pizarro, por un color claro, una dicción extraordinaria, una emisión portentosa, aunque todavía sobresalía más la expresividad en un rol al que muchos dejan caer en la rutina. A Víctor Cruz lo recordamos de su reciente participación con la OBS en 'Dido y Eneas' y sobresalíamos ahí su bello color de barítono. No lo vimos tan acertado en el papel de Jesús, a pesar de que asomaron algunas veces sus generosos graves y de que procuró mantener una pronunciación lo más clara posible.
Sobresaliente fue la actuación de los coralistas, con categoría de solistas, caso de Jone Martínez. Un color vocal bellísimo a la vez que un registro muy cuidado de principio a fin, bien torneado y muy expresivo, con cuerpo y tersura, transmitiendo la emoción de cuanto cantaba. En otras ocasiones hemos hecho hincapié en el color cálido, sedoso, de Ariel Hernández, que brilla más cuanto más arriba canta, y que en este caso vino especialmente con su última aria. Por último, el bajo Jesús García Aréjula estuvo igualmente extraordinario, por un registro pleno, extenso, muy pulido y con apariencia de emisión relajada, natural, y los tres coralistas con una emisión sobrada para hacerse oír en sus ricos matices.
La orquesta contaba con cuatro destacadísimos músicos de la OBS -Rossi, Ruiz, Rico, más el órgano inefable de Alejandro Casal, junto a otros dos habituales -Prieto, Batalloso- y un debutante, Aranzasti, lo que nos situaba de inmediato en un sonido afín, familiar y cercano. De ellos, el violín de Rossi participó activamente como 'obligatto' y el chelo de Ruiz más esporádicamente, pero siempre ambos tan acertadísimos como suelen. A veces quedaba solo el violín con el órgano, porque este tiene una participación más melódica que la habitual acórdica.
Aunque nada de esto hubiera sido posible sin el trabajo conceptual y a la vez de puro control sonoro de Andoni Sierra, y es de suponer que también es su mérito haber ido encontrando una voces de tal calidad. Trabajo que aumentaba si consideramos que no es una obra de repertorio y que había que partir de cero en muchas cosas, a la vez que acercarse a la figura poco conocida de su autor. Y vaya si se acercó.
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