HEMEROTECA
Franco y Salazar en Sevilla: el tiempo (histórico) entre costuras
Los dictadores ibéricos se reunieron por primera vez en un despacho del Alcázar el 12 de febrero de 1942

Era la primera visita de un jefe de Estado a la España triunfante en la Guerra Civil que encarnaba Francisco Franco y, a la vez, era la primera gira al extranjero del presidente del Gobierno portugués, Antonio Oliveira Salazar, artífice del Estado Novo desde su acceso al poder en 1933.
La cita fue en Sevilla, tal día como hoy 12 de febrero, en 1942 mientras las tropas acantonadas de la Wehrmacht descansaban del infructuoso asalto a Moscú en diciembre del año anterior y el Afrika Korps de Erwin Rommel acababa de reconquistar la Cirenaica con una cabalgada de sus divisiones panzer que había empujado la línea de defensa de los aliados hasta Bir Hakeim y Gazala.
Los dictadores ibéricos, hermanados en su estilo autoritario y en la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, se citaron en Sevilla para ratificar cara a cara el tratado de amistad y no agresión que habían firmado ambos países el 17 de marzo de 1939, apenas una quincena antes del último parte de guerra que daba por concluida la contienda civil española. De aquella entrevista al máximo nivel nació el Pacto Ibérico con que ambos regímenes autoritarios se reforzaban recíprocamente.
El momento histórico de la visita es justo el elegido por la escritora María Dueñas para ambientar la última parte de su exitosa novela «El tiempo entre costuras» , en la que la modista Sira Quiroga acaba pasando valiosa información a los aliados tras lograr introducirse en los círculos filonazis de Madrid y Lisboa bajo el nombre de Aris Agoriuq -su nombre al revés, impuesto por los ingleses para camuflar su verdadera identidad-.
Franco y Salazar habían llegado el día anterior a Sevilla «en viaje de incógnito», según recogía ABC de Sevilla en su edición del 13 de febrero de 1942 . El presidente luso se alojaba en el hotel Andalucía, actual Alfonso XIII, al que todavía no se le había cambiado el nombre con el que lo había bautizado el régimen republicano para borrar el del monarca exiliado.
La conferencia se desarrolló en el Alcázar. En el patio de la Montería estaba formada una compañía de Infantería con bandera y música que rindió honores al jefe de gobierno portugués interpretando los himnos de ambos países.
En la cita en el despacho del general Franco en el Alcázar entre las once y cuarto de la mañana y las dos de la tarde estuvieron presentes Franco, Salazar y el ministro de Exteriores español, Ramón Serrano Súñer. A la comida posterior se incorporaron los embajadores de ambos países -Nicolás Franco en Lisboa y Antonio Teotonio Pereira en Madrid-; los jefes de las Casas Civil y Militar del jefe del Estado español; el jefe del gabinete diplomático del ministro de Exteriores Ximénez de Sandoval; el director general de la Policía portuguesa; el coronel Perales y el comandante Navarro.
Tras el almuerzo, ambos dirigentes pasearon por los jardines del monumento, donde el director conservador Joaquín Romero Murube explicó «detenidamente las bellezas arquitectónicas del Alcázar sevillano, dando cuenta de las mejoras que se realizan en el mismo».
La cumbre prosiguió a las cuatro de la tarde hasta las 19.15 en que se dio por terminada la entrevista. Entonces, Salazar dio «un breve paseo por las calles céntricas de la capital, visitando después el parque de María Luisa».
Así transcurrió la primera de una serie de citas entre los dirigentes autoritarios de ambas naciones ibéricas, que volvieron a encontrarse en 1949 en la única ocasión en que Franco abandonó España en visita oficial. Además de estas dos ocasiones, ambos dictadores se vieron en el Pazo de Meirás (con una extensión a Oporto, en septiembre de 1950), en dos ocasiones en la fronteriza Ciudad Rodrigo (abril de 1952 y julio de 1957) y otras dos en Mérida (junio de 1960 y mayo de 1963).
ABC de Sevilla destacó la visita de Estado con el titular de «Entrevista trascendental» bajo dos fotografías: la de Franco cumplimentado por el capitán general de Andalucía y la del «doctor Oliveira Salazar con el ministro español de Asuntos Exteriores, señor Serrano Súñer, y los embajadores de los dos países» en el patio del actual hotel Alfonso XIII antes de trasladarse al Alcázar.
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