Jueves, 11-09-08
EN cualquier lugar de EspaƱa hay un pueblo, una ciudad, una aldea en la que alguien, un dĆa, para solventar las papas, decidió convertir parte de su casa en un bar o en una venta, sobre todo si su casa estaba ubicada en un lugar que se suponĆa estratĆ©gico. Ahora mismo recuerdo a un paisano que al ver cómo a diario pasaban por su puerta treinta o cuarenta hombres que iban a los pinares a trabajar, un dĆa que, al pasar ellos, empezó a llover y se resguardaron en el almacĆ©n que el hombre tenĆa junto a su casa, el hombre, al ver que no escampaba, sacó una botella de aguardiente y convidó a los paisanos. Aquello le dio una idea. Al poco improvisó una tabernilla con una mesa por mostrador y puso un letrero en la fachada con el nombre del negocio: Ā«El primer tragoĀ». Le fue bien. Otros que estaban en una esquina muy frecuentada, abrieron un bar y le pusieron directamente Ā«Bar la esquinaĀ», y bares con ese nombre los hemos visto en todas partes. Como en todas partes hemos visto un lugar apartado de la población y al borde de la carretera que tiene por nombre Ā«Venta el frenazoĀ», porque allĆ paran por lo comĆŗn camioneros que hacen un alto en su camino. No recuerdo ningĆŗn lugar de EspaƱa en el que no me haya encontrado con una Ā«Venta el frenazoĀ» o con un Ā«Bar el frenazoĀ». Bien, pues ahora llega el presidente del Gobierno y convierte la crisis en un bar o una venta de carretera, y cuando tendrĆa que coger al toro por los cuernos y llamarles a las cosas por su nombre, sale el hombre y dice que esto no es una crisis, que es un frenazo. Tócala otra vez, canijo.
Al cuerno la imaginación popular que convirtió una maniobra camionera en el nombre de un establecimiento de bebidas y comidas con el que ganarse el pan. De modo que EspaƱa entera se llena de bares y de ventas Ā«El frenazoĀ» y llega RodrĆguez Zapatero y dice que frenazo sólo se llama la crisis. Pues nada, hombre, a quitar todos los letreros de EspaƱa que tengan muy a gala Ā«Bar el frenazoĀ» o Ā«Venta el frenazoĀ» y a ponerle directamente Ā«Bar la crisisĀ» y Ā«Venta la crisisĀ», para no comerle terreno al seƱor presidente. Y mĆ”s cosas. Usted no tiene problemas en su empresa, tiene problemas en el freno. Y asĆ, una frenada en el nuevo lenguaje de Zapatero es lo que de toda la vida se ha llamado una mala racha; y tener que hacer un ajuste en la economĆa, particular o empresarial, es algo asĆ como cambiar las pastillas de freno, y a un apaƱo con los ahorrillos de la familia en un momento de graves problemas de la economĆa empresarial, podemos llamarlo freno de mano. Y a las secuelas que deja una crisis gorda, como Ć©sta, serĆa bueno llamarlas Ā«extensión de la frenadaĀ». Pues, nada, obedientes con el lenguaje particular del seƱor presidente, y para no nombrar la crisis, lo mejor serĆ” cambiarle a EspaƱa el nombre y colgarle un cartel que diga Ā«Venta el FrenazoĀ».
gbarbeito@telefonica.net