| Real Madrid | Valladolid |
|---|---|
| 4 | 2 |
Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Albiol, Marcelo; Granero, 'Lass', Xabi
Alonso, Van der Vaart (Kaká, m.72); Raúl (Drenthe, m.82) y Benzema (Higuaín, m.72)
Real Valladolid: Jacobo; Pedro López, Luis Prieto, Nivaldo, Arzo; Nauzet (Manucho, m.58), Borja (Pele, m.79), Rubio, Marquitos,
Real Valladolid: Jacobo; Pedro López, Luis Prieto, Nivaldo, Arzo; Nauzet (Manucho, m.58), Borja (Pele, m.79), Rubio, Marquitos,
Héctor Font (Bueno, m,.78); y Diego Costa.
Árbitro: Ayza Gámez (Colegio valenciano). Mostró cartulinas amarillas a Sergio Ramos (40) y Xabi Alonso (54) por el Real Madrid, y a Arzo (20) y Pele (90) por el Real Valladolid.
Incidencias: encuentro correspondiente a la séptima jornada de Liga de Primera división, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de 79.000 espectadores.
El buen gobierno de las mentes necesitaba que llegara este partido del Madrid -un nuevo partido del Madrid-. El 2-1 del Pizjuán dejó esa ristra de graciosas ansiedades, aspavientos oraculares, contorsiones retóricas, prédicas apocalípticas y gestos pantomímicos que suele seguir a cualquier derrota blanca, aunque sea frente a un equipo como el Sevilla. Todo el patio se apunta a la neurastenia en estos casos, y para sosegar la paranoia universal nada hay mejor que una oportuna distracción, que esta vez ha sido la selección nacional. Si no, aún estaríamos demenciando con la tabarra merengue. Al reclamo de España, pudimos quitarnos la camisa de fuerza y volver al Bernabéu con el seso cuerdo.
Rotaciones, lesiones, viajes, cansancios y demás impiden ver la impronta real del Madrid. Por ahora el sello es siempre episódico, ocasional, impreso según la ventolera del momento. La imagen primordial, soñada, sigue en enigma. Anoche faltaban de entrada Cristiano y Kaká, fatigado y en reserva para la Champions. El hueco para la fascinación que pide don Florentino lo llenaron a su manera Raúl, Marcelo e Higuaín.
El Valladolid salió reblandecido, despistado en la defensa, y Raúl penetró por allí con su impenitente pie reivindicativo. A estas alturas, y no digamos en su trienio vacío de hace unos años, había razones para considerarlo casi un ilustre intruso. Ante el Valladolid se negó otra vez a ser un simple transeúnte del área. Dijo Raúl con dos goles que no se ampara sólo en el pasado. No basta respirar el viernes para vivir el sábado, y el capitán cogió aire ayer para otra temporada. No cabe en el once de lujo, el del ensueño nunca visto todavía; pero él quiere estar. El capi es un mito muy obstinado.
Raúl apeló a su instinto para el gol, añadiendo la lucidez para jugar. Fue lo mejor del primer tiempo porque enfiló el partido con el 2-0. Luego, el turno reivindicativo fue de Marcelo y valió para responder al 2-1 de Nauzet de primoroso libre directo. El gran gol de Marcelo con la derecha desde fuera del área premió la frecuencia con que se acercaba a ella. El buen hombre limpió el borrón de Sevilla.
Como es habitual, el marcador se movía asiduo al fogonazo, sin chispa colectiva, sin calentarse en el juego. La falta de acorde y armonía tiene un foco en la indefinición de Xabi Alonso, solapado por la vibración de Lass: una mezcla confusa que Pellegrini debe solucionar. Con Granero y Van der Vaart tampoco llegaron la constancia y el ritmo.
En la segunda parte, Alonso compensó con varias luces y una sombra la levedad de su presencia, apagando tres pases buenos con un error que encendió al Valladolid (3-2) y le dio fe pese a la desventaja. Hubo entonces una fase de incertidumbre para el Madrid, iluminado de nuevo con un pase de Alonso que, gracias a otro fallo defensivo, Higuaín convirtió en el 4-2 picando artesano el balón sobre el portero. Benzema, de soslayo, lo vio desde el banquillo.
En suma, otra muestra del espasmo del Madrid, que sigue viviendo de la contundencia en espera de su fútbol.


