Un deslucido Real Madrid, con su peonza de juego lento y pesado por el centro, dejó casi indemne al inofensivo Zúrich
| Real Madrid | Zúrich |
|---|---|
| 1 | 0 |
Real Madrid: Casillas; Ramos, Arbeloa (Van der Vaart, min. 58), Pepe, Albiol; Lass, Xabi Alonso, Marcelo, Kaká (Granero, min. 88); Higuaín y Raúl (Ronaldo, min. 69).
FC Zúrich: Leoni; Stahel, Koch, Tihinen, Barmettler; Rochat, Aegerter, Djuric (Schonbachler, min. 88), Gajic (Vonlanthen, min. 74), Margairaz; y Alphonse (Mehmedi, min. 84)
Goles: 1 - 0, Min. 20: Higuaín.
Goles: 1 - 0, Min. 20: Higuaín.
Árbitro: Alain Hamer (LUX). Amonestó a Lass (min. 61) y Xabi Alonso (min. 83) por parte del Real Madrid; y a Barmettler (min. 56), Djuric (min. 64) y Stahel (min. 65) por parte del FC Zurich.
Estadio: Santiago Bernabéu.
Jueves
, 26-11-09
Hay que reconocérselo: el Madrid tiene resiliencia. No es una errata. No. Resiliencia es una palabra perfectamente acreditada desde los años 60, aunque uno -no sé usted- acabe de enterarse hace un momento. Resiliencia es palabro maduro del campo de la psicología y quiere decir, así, en resumen, capacidad de superación de los obstáculos. Para mayor conocimiento del asunto, léase la entrevista que Blanca Torquemada le hace en el ABC a Elsa Punset en la última página del número de hoy mismo.
Hay gente, dice Punset, capaz de superar mejor las tragedias. Esa gente, pues, rebosa resiliencia. A veces lo que hay que superar no es exactamente una tragedia, sino una tragicomedia. Le ocurrió al Madrid con el Alcorcón, y después, a eso íbamos, el equipo tiró de resiliencia: lo ha superado siendo ya el líder de la Liga, y sin Cristiano. Sin embargo, en la Champions, anoche, no necesitó ponerse el Madrid muy resiliente. El Zúrich no tiene apenas obstáculos que oponer, de modo que en todo caso el Madrid hubo de hacer un ejercicio de autorresiliencia, concepto derivado que emplearemos aquí, con permiso de la señora Punset, para definir la capacidad de superación de los obstáculos que uno se crea a sí mismo (y el Madrid, en esta faceta, es verdaderamente creativo).
El principal obstáculo que el Madrid se crea a sí mismo sigue siendo la espiral centrípeta. Si diría que Pellegrini lo lanza como una peonza para que dé vueltas y vueltas sobre su propio eje hacia la media luna del área del contrario. Allí, en ese laberinto ciego, cada quien sobrevive como puede. Kaká con el regate, Xabi Alonso con el pase, Lass con su mix, Higuaín con un gol, con otro, con el suyo. Pero nada es enlazado, colectivo, sostenido. Es un juego condenado a la individualidad. Hay alguna alternativa conjunta en la izquierda, con conexiones abiertas entre Marcelo y Arbeloa, pero ninguna en la derecha, donde Ramos va intermitente de la cordura a la locura en un kilometraje demencial. Ante un Zúrich refugiado y completamente inofensivo, estas obsesiones asimétricas, desequilibradas, dieron en el primer tiempo dos paradas de Leoni (Kaká, Alonso) y un remate de Marcelo al poste.
Después, en el minuto 70, reapareció CR (Cuánta Rentabilidad) (O Cuánta Resiliencia, que para eso ha superado el hombre el obstáculo de su lesión). Fue un retorno con pretensiones simbólicas, dirigido a la reanimación general para el partido del próximo domingo contra el Barcelona, pero apenas tuvo repercusiones en el fútbol del Madrid. Dispuso de una ocasión y se la paró Leoni. Hubo si acaso un poco más de rapidez, enchufada al estilo profundo de Kaká, pero persistió la peonza, pesada y sin destino. En vista de ello, hasta se decidió a atacar un poco el pobre Zúrich, lo que se dice superándose a sí mismo: viva la resiliencia.




